Y COMER

Cocina castellana, tradicional y ambiente rústico

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Está situado al pie de la carretera nacional 525, la antigua carretera que nos llevaba a Madrid, antes de que existiese la autovía.

Andaba por tierras sanabresa, mirando las obras del AVE cuando llegó la hora de comer. El jefe de obra, que conocía no solo el trazado sino también el asunto gastronómico del entorno, dijo que este era un restaurante con buen menú. Cuando llegamos y vi  que no había un alma, aparte de los propietarios, puse en duda la elección. Pero luego, tuve tiempo de reconsiderar mi prejuicio.

El aspecto del establecimiento me pareció rústico, muy tradicional de la zona. Está situado al pie de la carretera nacional 525, la antigua carretera que nos llevaba a Madrid, antes de que existiese la autovía. También está en la ruta del Camino Mozárabe a Compostela, lo que explica que anunciasen un menú especial para peregrinos.

El nuestro, por 12,90, incluía un amplio surtido de primeros entre los que destacaban dos platos de cuchara: los judiones de Sanabria y los garbanzos con boletus. La cocinera, se quejaba de lo mal que iba esta temporada de setas y que por suerte todavía tenía congeladas las de la abundante temporada de primavera. Lo cierto es que los garbanzos con setas estaban muy bien armados. También los judiones, que eran en realidad, una fabada castellana, con buena materia prima. Había más cosas, menos contundentes, como espárragos com mayonesa o ensaladilla, y de segundos, bacalao con tomate, truchas en escabeche y distintas carnes. Un menú muy de la tierra, equilibrado, con los platos bien trabajados de manera tradicional. No era un día concurrido, pero la cocinera se esmeró igual.

En resumen, una buena cocina, raciones muy abundantes (yo prescindí del postre) y un ambiente rústico y a la vez acogedor. El jefe de obra tenía buen ojo, ciertamente.

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