Un pequeño paseo discurre por la orilla del río Sarria, en esta localidad que es elegida por muchos peregrinos para iniciar su camino a Compostela y así cumplir el mínimo exigido de los 100 kilómetros a pie. Otros muchos, muchísimos más, llegan recorriendo todo el camino francés. Si te sientas en una terraza de ese paseo, conocido como a rúa do Malecón do río Sarria, los ves pasar, como un crisol de razas y nacionalidades que han tomado en común ese empeño vital.
Eso fue lo que hice. Sentarme en la terraza de un pequeño restaurante, en esta calle hay tres seguidos, y son utilizados por muchos peregrinos que eligen o bien el menú del día o os platos típicos, ya se sabe: pulpo, empanada... En un extremo de la calle hay una magnífica pulpería, pero estaba cerrada ese día. Así que acabé en el Santiago, comiendo el menú del día. Todavía azotaba la ola de calor y comencé por una ensalada. En los segundos, había para elegir entre ternera estofada, que es la que veis en la fotografía, merluza a la plancha y otros dos más. Cocina sencilla sin grandes complicaciones, pero elaborada con dignidad, lo cual es de agradecer porque este tipo de restaurantes se convierten en la primera línea de contacto para muchos turistas y peregrinos con la cocina gallega.
No se complican la vida, en cambio con los postres, que son de normalillo para abajo y la mayoría de ellos, incluyendo la tarta de Santiago, son de procedencia industrial.
En resumen. Para una comida rápida, al lado del río Sarria (que da nombre a la villa), cumple bien su propósito. Para una comida más pausada, con más variedad, mejor elaboración y calidad, yo exploraría otras opciones, que las hay, y no muy lejos de allí.
