Si hay un sector que se ha acostumbrado a vivir en crisis o con muchas oscilaciones, es el de la construcción. El coronavirus pone de nuevo a prueba la capacidad de resistencia de un gremio que sigue a pie de obra. "Estamos trabajando casi todas las empresas", resume Santiago Ferreiro, presidente de la Asociación de Constructores de Ourense (ACO). Eso sí, el zarpazo sanitario ha obligado a todas las empresas a revisar y extremar todos los protocolos de seguridad, sin embargo los problemas vienen ahora por la interpretación del decreto del estado de alarma.
La prohibición de viajar en un vehículo a más de una persona impide los desplazamientos a las obras en furgones y vehículos similares, lo que limita la actividad, sobre todo a las numerosas empresas que tienen obra fuera. La reciente modulación de la prohibición, permitiendo que sean dos los usuarios del vehículo (eso sí, con mascarilla) tampoco soluciona mucho. "Ese es uno de los problemas" que intenta solucionar el colectivo, según Santiago Ferreiro.
El decreto del estado de alarma tuvo cierta discrecionalidad interpretativa en algunos extremos porque "en la ciudad se han producido cierre de obras por parte de la autoridad laboral a pesar de que el decreto dice que está permitido trabajar siempre y cuando la seguridad esté garantizada", tal y como advierte el presidente de la ACO.
El sector también hace frente a otros problemas. La prohibición de apertura de los negocios de hostelería supone una incomodidad añadida para los profesionales de las obras que acudían a estos establecimientos a comer.
Desde el punto de vista sanitario, también los trabajadores de la construcción han sufrido el desabastecimiento de mascarillas, aunque Santiago Rodríguez adelanta que "la semana que viene" este material de seguridad estará a disposición de los trabajadores.
CON LIMITACIONES
Santiago Ferreiro dice que ese tipo de situaciones condicionan la actividad, pero tiene claro que "no debemos parar, es bueno para el sector que sigamos trabajando y es bueno para la economía". Detenerse en estos momentos es abocar a los trabajadores al paro y a las empresas a un ERTE o a la disolución de la actividad.
Según el presidente de la patronal, "en Ourense, que yo sepa, no hay ninguna empresa que haya solicitado un ERTE, aunque sí en Pontevedra, si bien creo que se están denegando". El sector es interdependiente ya que un montón de actividades conexas confluyen en la realización de una obra. Ferreiro no aprecia problemas en las empresas de suministros, si bien puede haber casos de falta de algunos materiales.
Pero, aún así, la construcción no es un oasis en esta crisis: "hay incertidumbre y preocupación, eso sin duda", destaca el presidente del colectivo, que calcula que el nivel de actividad del sector "puede estar en un 80% en relación a otra época, aunque es una estimación personal", aclara.
LICITACIÓN PÚBLICA
Muchas constructoras viven de la obra pública, pero los concursos de licitación también están parados. Sin embargo, Santiago Rodríguez anunció que la Xunta "quiere mantener los procesos de licitación, lo cual es muy importante". Ayer, aunque fuese casi anecdótico, salió a concurso la obra del aglomerado en la autovía AG-53, en el Alto de Santo Domingo. Es un anuncio de poco recorrido, pero al menos ya es un anuncio.