Opinión

Cosas de mujeres

Daba gusto verlas. Eran contagiosas, jóvenes, chillonas, simpáticas, ingeniosas en sus carteles hechos a mano, generosas y solidarias. Es posible que muchas tuvieran una experiencia más o menos próxima de maltrato machista. Es posible que algunas supieran en sus carnes (nunca mejor dicho, hablando de maltrato) de que hablaban y por qué estaban allí. Otras no tenían la experiencia pero tampoco deseaban tenerla. Eran las integrantes de la Marcha por las Mujeres, en la manifestación del pasado lunes. Entre ellas y con ellas, varios históricos de la izquierda local, sin siglas ni pancartas, sin primeras filas, destacando solo por su evidente mayoría de edad entre el mogollón de jóvenes.

Las Mujeres de la Marcha consiguieron la manifestación más numerosa y espontánea, en la que no sobraba nadie. En un momento dado hubo que elegir entre el follón de los tambores o el discurso institucional leído delante de la fachada de la Delegación del Gobierno y, teniendo en cuenta que las instituciones tienen múltiples recursos para dejarse oír y que no venía a cuento provocar la división de protestas que provocaron, la multitud optó por seguir a las jóvenes chillonas, que trasmitían mucha más vida.

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