ANÁLISIS

La creciente necesidad de diversificar las fuentes de financiación

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La previsible dificultad que se pueda producir en un futuro próximo en cuanto a la posibilidad de acceder al crédito bancario, una vez que las condiciones de acceso a la liquidez y financiación se endurezcan, va a provocar que las empresas busquen diferentes alternativas financieras para seguir desarrollando su actividad económica con cierta normalidad.

Desde que se produjo el estallido de la última crisis financiera, allá por el año 2008, un buen número de empresas se vieron obligadas a recurrir a vías alternativas de financiación para poder cubrir sus necesidades de tesorería. Las que pudieron incrementaron su musculo financiero a través de ampliaciones de capital, vía recursos propios, mientras que la inmensa mayoría de ellas tuvieron que recurrir a los recursos ajenos para dotarse de la financiación precisa con la que solventar sus necesidades de liquidez.


Mercados alternativos


En esta situación de dificultad financiera, aparecieron en escena dos Mercados Alternativos a través de los cuales poder disponer de los recursos necesarios, concretamente el Bursátil (MAB) y el de Renta Fija (MARF) comandados por el operador de mercados Bolsas y Mercados Españoles (BME). Estos mercados le permitieron a determinadas empresas el poder tener acceso a esos recursos financieros, sin estar sometidas a la tradicional financiación bancaria que, en los peores años de la crisis, menguó considerablemente. La filosofía correspondiente a estas dos vías de financiación ha estado orientada a las pequeñas y medianas empresas (pymes), curiosamente las que siempre han estado excluidas de los mercados de capitales, tradicionalmente reservados a las grandes corporaciones.

Estas alternativas de financiación les ha permitido a empresas de menor tamaño el poder obtener financiación sin tener que elevar su ratio de endeudamiento más allá de lo razonable, obtener notoriedad y un cierto grado de solvencia de cara a sus Stakeholders (grupos de interés), otorgándoles, a su vez, esa credibilidad para seguir obteniendo la liquidez necesaria con la que desarrollar su actividad.

El Mercados Alternativo Bursátil (MAB) se constituyó como una plataforma de capitalización ideal para empresas de pequeño y mediano tamaño que estuviesen inmersas en procesos de expansión y que se viesen en la necesidad de obtener los recursos financieros necesarios para acometer dicho proceso. Esta alternativa, además de incrementar la liquidez y la visibilidad de la empresa, les ha proporcionado una valoración objetiva de su negocio. Esta modalidad de capitalización ha contribuido a que las empresas pudiesen ampliar sus horizontes de actuación, en cuanto a la posibilidad de poder incorporar a potenciales inversores en el accionariado de las mismas.

Este mercado de valores cuenta en la actualidad, desde que comenzó su andadura allá por el año 2009, con 41 empresas cotizadas y diferentes SOCIMI (Sociedades Cotizadas de Inversión en Mercados Inmobiliarios) las cuales han obtenido financiación, a 31 de diciembre de 2017, por un importe total de 1.570 millones de €, captando en el último año el 43% del total (690 millones de €).

El Mercados Alternativo de Renta Fija (MARF), constituido  en el año 2013, tiene como objetivo el facilitar a las empresas la liquidez necesaria mediante la emisión de deuda corporativa. Esta opción surgió para paliar la sequia crediticia que experimentó la banca en los primeros años de la crisis financiera global y fue utilizada desde un principio por empresas solventes con unas cuentas financieras claramente saneadas. Entre los requisitos de tipo económico que se establecieron para poder operar en este mercado destacan, el de facturar más de 50 millones de €, obtener un beneficio de explotación (ebitda) superior a los 12 millones de € y que el ratio de deuda/ebitda fuese preferiblemente inferior a 4.

Las empresas que quieren financiarse a través de este mercado deben acreditar unos mínimos niveles de solvencia financiera teniendo que obtener un rating crediticio de ´BB´, siendo necesario recibir dicha calificación por una Agencia Crediticia debidamente registrada y certificada. En este mercado se llevan realizado emisiones de bonos por importes superiores a los 10 millones de €, a unos tipos con una rentabilidad por encima del 7%. El volumen de emisiones en el MARF ha superado, desde su constitución, los 7.500 millones de €, teniendo en circulación un saldo cercano a los 2.500 millones de €.


Menor peso de la banca


En cambio, el saldo vivo de crédito de las empresas en los balances de las entidades bancarias no ha dejado de caer en relación al volumen máximo de deuda alcanzado en España en el año 2008 (desde los 950.000 millones de € hasta los 463.000 millones de € actuales, una reducción de más del 50% en apenas 10 años), circunstancia que ha condicionado tremendamente la evolución económica y financiera de muchas pymes en estos últimos años, debido a que estas fueron las sociedades que más expuestas estuvieron a semejante restricción crediticia, dejándolas en una situación de innegable vulnerabilidad financiera.

La necesidad de ampliar los canales y consolidar el proceso de diversificación de la financiación empresarial en España, a través de la obtención de recursos alternativos, se hace cada vez más prioritaria, dadas las restricciones que ha impuesto la banca a la hora de financiar multitud de proyectos empresariales y la tendencia claramente descendente que se ha observado, a lo largo de los últimos años, en relación a la concesión de crédito.

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