ECONOMÍA

Críticas desde fuera a la economía española

Economía europea
photo_camera Pierre Moscovici, comisario europeo de Asuntos Económicos.

Demasiadas alertas. La Unión Europea (UE), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) coinciden en sus toques de atención a Pedro Sánchez.

Va bien la economía española? Veamos primero algunos datos. En 2017, el PIB de España creció un 3%, según la última cifra ajustada del INE, y para este año, los servicios de estudios económicos rebajan su previsión de crecimiento del PIB, que podría ser finalmente del 2,6%. No son malos datos de crecimiento pero ¿son sostenibles? No lo parece, salvo que se adopten medidas correctoras.

Por lo demás, ¿son esos datos un punto de llegada? Tampoco lo parece, ya que en el mejor de los casos España sigue teniendo un PIB per capita mucho más bajo (25.100 euros) que en la media de la eurozona (32.900 euros) y, por el contrario, una deuda pública mucho más alta, casi diez puntos de diferencia. España produce menos pero debe más, casi el 100% de lo que produce. Ojo, pues, a las cifras de crecimiento, que conviene contextualizarlas. Máxime si analizamos el empleo, ya que en ese caso la divergencia es todavía mayor con la eurozona: una tasa de paro del 14,9% frente a una media del 8,1%.

Son datos relativamente aceptables para una economía como la española, pero no son buenos datos si España quiere ser un socio al nivel de la eurozona, que ahora se prepara para un posible presupuesto conjunto. Palabras mayores, inspiradas por la reciente propuesta francoalemana para crear un presupuesto de la eurozona como un empujón más en el impulso que, tras el Brexit, necesita la UE en su globalidad.

¿Y qué puede pasar? Teniendo en cuenta la unanimidad de criterios sobre los riesgos de ralentización global de 2019, a España esta tendencia también le afectará. Y, por mucha que sea la autocomplacencia, desde fuera ven a España ante nuevas dificultades. Incluso sus propios socios europeos.

Desde la UE están más preocupados por Italia que por España pero eso no quiere decir que haya un respaldo pleno al Gobierno español. Es verdad que como éste solo maneja borradores de presupuesto tampoco inquieta tanto, pero si diese un paso adelante, la UE constata que los presupuestos de 2019 incrementan el gasto corriente más del triple de lo recomendado por Bruselas y que están basados en ingresos inflados. Mala señal.

También la OCDE se suma a esta tendencia crítica, con una posición matizada. Consciente del riesgo de la deuda pública, la OCDE da un apoyo relativo a la política presupuestaria del Gobierno y si bien acepta la subida del salario mínimo recuerda que éste deber ser un 50% o 60% del salario medio para que no genere desincentivos perversos para crear nuevos trabajos. Por lo demás, no descarta una ralentización en la subida de tipos, lo cual depende del BCE y no de España.

Pero el mensaje de fondo de la OCDE a España tiene que ver con la reforma de las pensiones, considerando no solo la edad de jubilación sino también la esperanza de vida. Llega al extremo de ofrecer su colaboración con el Pacto de Toledo, como si el Congreso y el Gobierno tuvieran carencias técnicas, lo cual no parece de recibo.

Y para que no falte nadie importante en este debate sobre España y su economía ahí sigue –siempre atento– el FMI. Partiendo de una moderación del ritmo de crecimiento económico, el FMI cree que el Gobierno no logrará reducir el déficit por debajo del 2% del PIB durante los próximos cinco años a pesar del crecimiento. Y advierte de que la inflación rozará el 2%, al menos, hasta 2023, lo que podría complicar el futuro del sistema de pensiones, punto en el que coincide con la OCDE.

@J_L_Gomez

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