ARTES MARCIALES

Defensa personal policial, formar a quien nos protege

 La Defensa Personal Policial nació cuando los cuerpos de seguridad lo entendieron como fundamental en su preparación

La semana pasada escribimos sobre los requisitos para practicar Artes Marciales. En la presente nos dedicaremos a una muy específica, la Defensa Personal Policial.
es la que deben conocer y aplicar -en “grado proporcional a la amenaza”- los cuerpos y fuerzas de Seguridad pública y privada.

Un ciudadano común se defiende como pueda; un miembro de estos colectivos, de uniforme, responde a unos protocolos establecidos por la Dirección General de la Policía y aprobados por la ONU. Estrategias y técnicas que evolucionan a caballo de la delincuencia. 


De Japón a la Unión Soviética


 La Defensa Personal Policial nació cuando los cuerpos de seguridad lo entendieron como fundamental en su preparación.  El Japón de 1924 reunió a un comité de Grandes Maestros de diferentes Artes (Judo, Kárate, Kendo o Jiu Jitsu) para desarrollar su sistema, el Taiho Jutsu. Tras la II Guerra Mundial, los Estados Unidos lo adoptaron para su policía y ejército.

La extinta Unión Soviética, por su parte, reunió lo mejor de las numerosas luchas populares para crear en 1930 el llamado ‘Sambo’ -traducido como “defensa sin armas”- que se extendió por su amplia área de influencia. Tanto el sistema japonés como el soviético bebieron de las numerosas luchas tribales chinas.
a su vez, los países europeos adoptaron las técnicas de las escuelas japonesa, soviética, china, inglesa, francesa o incluso de los filipinos, auténticos virtuosos en el manejo del bastón policial, el ‘Kali’.


En España


En España, la Defensa Personal Policial se desarrolla desde 1966 y se unifica en todos los cuerpos en el año 1989. Se compone de técnicas de Judo, Jiu Jitsu, Sambo, Kárate, Aikido, Tai Jitsu y Kendo.

Es una disciplina reconocida por el Consejo Superior de Deportes. Imprescindible para todos aquellos profesionales de la Seguridad pública y privada.
Atención. Sólo puede ser impartida por profesionales titulados, capacitados tras un examen. Y sólo se puede enseñar en centros homologados por la Dirección General de la Policía. Todo lo contrario es humo y un futuro problema de formación en la calle para quien pretenda dedicarse a protegernos.

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