Un discriminatorio veto anula el potencial náutico del Miño

Reportaje verano
zona Rivela (Coles)
1-8-15
photo_camera Embarcaciones en Rivela (Coles)
LAS CLAVES
Restricción:  El embalse de Velle está autorizado a vela y remo, y podría tener barcos no contaminantes. En río fluyente es más restrictivo, pero hay excepciones.
Presión: La falta de presión social e institucional, una de las trabas.
Competencia: Otros tramos del Miño, en Pontevedra, toman la delantera.

 

"Seguimos viviendo de espaldas al río, estamos dejando de lado a un tesoro, el Miño, que podría ayudar a dinamizar la ciudad". Quien así habla, en pleno siglo XXI, es Miguel Paz, conocedor del río, y navegante entre Velle y Barra de Miño desde los 80, y que ha retirado su barco a la fuerza del embarcadero de Rivela (Coles). Como él, otros tantos, que ven cada vez más lejos tener su "pequeño Duero" –un río totalmente navegable en Portugal– en la ciudad. "Antes podías salir, aunque no estuviese permitido se hacía la vista gorda, ahora es imposible. Retiré el barco, allí se pudría", sostiene Paz. 


Ideas ya lejanas



La ciudad sigue escondiendo un tesoro, el Miño, que serviría para colocarlo en un mapa cada vez más boyante, el del turismo deportivo  y náutico. Las ideas vienen de lejos, los hechos siguen esperando. El 28 de diciembre de 1956, La Región publicaba un montaje en el que aparecía un gran yate navegando por el Miño entre el Puente Viejo y el Puente Nuevo. Lo que era una inocentada sobre la navegabilidad del Miño para facilitar la emigración desembocó cuatro años después en una propuesta en firme del gobernador civil de entonces, Quiroga de Abarca, que hacía público un proyecto, aprovechando la construcción de los embalses de Velle, Castrelo de Miño y Frieira. 


Décadas después, la navegación a motor no se permite en la ciudad y en el entorno del embalse de Velle, pero sí  en Castrelo y Frieira –aunque con limitaciones–. En este último punto ha habido ruta de catamaranes durante años y actualmente se celebran competiciones deportivas que no puede albergar la ciudad. ¿Tiene sentido la restricción a la navegación a motor en la ciudad? "Las algas se están comiendo el río. Hacerlo navegable, con barcos eléctricos y normas claras sería positivo para el medio ambiente, movería las aguas", explica Paz.


Coles sigue esperando



Coles, junto a A Peroxa, lleva desde 2014 con un proyecto para navegar aguas arriba de Velle con un catamarán que cubriese la ruta hasta Os Peares. "No podemos hacer nada, a corte plazo no se ve factible. Es un embalse de abastecimiento; no podría navegarse con motores de gasoil, pero sí con motores eléctricos. Incluso propusimos poner localizadores a las baterías para que se pudieran retirar fácilmente si se hundía la embarcación, pero nada", señala Manuel Rodríguez, regidor de Coles. "Sería un complemento perfecto a la Ribeira Sacra y el turismo de la ciudad", añade.
La impotencia no cesa. Mientras el pasado mes de noviembre se presentaba el proyecto de navegabilidad del Miño entre Salvaterra y Tui, en la provincia de Pontevedra, en Ourense no mueven ficha. Actualmente, el embalse de Velle y el tramo urbano del Miño está limitado a la navegación a remo y vela, pero la propia normativa de la Confederación Hidrográfica Miño-Sil abre la puerta a excepciones. 

 "El Miño y su navegabilidad es algo fundamental para el turismo deportivo de la provincia. Debe ser compatible con las exigencias medioambientales, pero si se quiere sacar el máximo partido al río debe potenciarse este aspecto", apunta Patricio Sánchez, coordinador del máster de Gestión empresarial del deporte, en el Campus. Precisamente, el aspecto contaminante no lo consideran un problema. 


Trabas



"Hemos dado mil alternativas", dice el alcalde de Coles, que presentó con sus colegas de A Peroxa , y en el que también se interesaron Pereiro de Aguiar y Nogueira. La principal traba la han encontrado en la empresa explotadora del embalse de Velle, escollo para devolver la vida deportiva a esta zona, en plena degradación. Si la empresa no asegura una cota mínima, es imposible dar el paso de conceder a esta zona la navegabilidad. Los promotores solo pedían que garantizasen cota suficiente para los meses de verano y así abrir un canal de navegación, pero no han encontrado receptividad.


"Cualquier ciudad sostenible lo primero que hace es contar con el medio ambiente y con el río. Rivela está lleno de algas desde que no hay barcos. El mundo de la náutica es bellísimo, cambiaría por completo la ciudad", dice Paz, que recuerda la boyante época en la que las eléctricas tenían obligatoriedad de pagar a los concellos inundables, que aprovecharon para impulsar la náutica.


Turismo con futuro



Para Sánchez, en el Miño urbano tendría cabida "todo tipo de turismo náutico", destacando por su "pujanza y cada vez mayor interés" la natación en aguas abiertas, que es disciplina olímpica: "Los nadadores van a a nado pero el soporte debe ir en embarcaciones". 


Recientemente, relata Paz, un promotor realizó un torneo de esquí náutico "y se tuvo que ir a Cortegada, porque en Barra de Miño no le permitían. No tiene sentido. Vino gente de todas partes. Si ponemos el río como hay que ponerlo, esto cambiaría por completo. La ruta de Velle a Os Peares es preciosa", apunta Paz.


El sueño sería todavía mayor aguas abajo de Velle hasta la zona termal, pero donde no hay nada encauzado. En las zonas de aguas fluyentes –cauces de los ríos no embalsados–solo se puede navegar a remo y vela "previa declaración responsable", explica la Hidrográfica. Y siempre que sean de una eslora inferior a 3,5 metros y los cauces superen los 3 metros de ancho. 


Puerta abierta



La esperanza, aunque lejana, solo parece estar aguas arriba, en la zona del embalse. La concesión del embalse de Velle acaba en dos décadas y entonces sería el momento de renegociar unas condiciones que lo permitan hacer navegable. Eso o una fuerte presión social e institucional previa. Ya en 2014, Francisco Marín, por entonces presidente de la Hidrográfica  había abierto la puerta al uso de catamaranes "con paneles solares o eléctricos, para no dañar el abastecimiento de Ourense". Nada más se supo. 

El proyecto del Concello, sin noticias
Hace casi un año, el 16 de febrero de 2019, el entonces alcalde de Ourense, Jesús Vázquez, presentaba una propuesta de hacer navegable el tramo urbano del Miño "para usos lúdicos y turísticos" a la Consellería do Mar. Todo quedó pendiente de unos informes técnicos de los que no hay "ninguna novedad" 11 meses después, según confirman fuentes municipales.
El plan consistía en instalar pantalanes para embarcaciones deportivas o turísticas, como ya hicieron en Coles y A Peroxa. Este proyecto de "abrir Ourense cara o río" y poder conectar la zona termal con la otra parte de la ciudad por barco está congelada. Lo que sí confirma la Hidrográfica es que la posibilidad de canalizar el río es "inviable".  En su día, los planes para buscar la navegabilidad también se probaron en Xinzo de Limia, sin éxito alguno.

La provincia vecina, en ventaja: en 2020 será navegable el tramo Salvaterra-Tui


Ourense pierde comba respecto a otros puntos del sur de Galicia que están abriéndose hueco en el mercado y mirando hacia el río. Es el caso de Salvaterra do Miño , Tui o los municipios lusos como Moncçao y Valença. Desde 2020, y gracias a la aprobación de programa Interreg V entre España-Portugal ( POCTEP) 2019-2021., el Miño será navegable. Bruselas subvenciona la navegabilidad de este tramo del Miño, que será recorrido por barcos turísticos que harán escala en distintos municipios.
Es un proyecto de 1,1 millones de euros que cuenta con el soporte de Turismo de Galicia, la Dirección xeral de Patrimonio Natural e la Xunta y el  Ente de Turismo Porto e Norte de Portugal. Los alcaldes de la zona confían en tener un efecto al estilo "pequeño Duero", un río, este último, navegable en todo su tramo portugués y que explotan turísticamente decenas de municipios.  

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