Los docentes comienzan a ver el principio del fin. Aunque las primeras citaciones los pillaron "por sorpresa", el inicio de esta inmunización es la mejor noticia que podían recibir. "Era algo esperado y me sorprendió que de un día para otro nos avisaran, pero es mejor así. Lo importante es ir empezando porque nos llena de esperanza", afirma Ariana Lorenzo, profesora del centro Saco y Arce de Toén.
Lorenzo fue una de las primeras docentes en pasar por el punto de vacunación en el CHUO, al igual que Irene Iglesias, profesora del CEIP A Ponte. "Tenía ganas de vacunarme porque es lo que supone el fin de todo lo que estamos viviendo", reconoce. Los nervios, unidos a la incertidumbre, estuvieron presentes pero pudo más la ilusión. "Los colegios se están viendo afectados por los contagios y esto es algo bueno para volver poco a poco a la normalidad", opina Iglesias.
Con el inicio de año y la vuelta a las clases después de Navidad, los contagios se dispararon entre el alumnado, complicando más las rutinas en las aulas. "A los niños ya se les ve cansados. Nosotros también, pero lo llevamos mejor que ellos", comenta Lorenzo, quien señala que los positivos "vienen de fuera" de los colegios.
Rutinas diferentes
La forma de trabajar cambió radicalmente para el profesorado desde el inicio de la pandemia. Primero les tocó dar clases en línea, para comenzar en septiembre el curso más atípico. Mascarilla, entradas por turno o mantener la distancia de seguridad con los niños pasaron a formar parte de las rutinas educativas. "Desde el minuto uno que entran en el centro, todo es diferente. Es difícil decirles a los niños que no pueden tener contacto entre ellos", expresa Iglesias. Ahora toca esperar unas semanas para trabajar con mayor seguridad.