Opinión

El cromosoma Y

Tiene el cortés Aloysius una especial manera de saludar a las mujeres, cuando le preguntan cómo se encuentra: -menos bien que tú (o usted), contesta por costumbre-. Y si le insisten en el por qué de tan singular respuesta, responde siempre con una sonrisa: -porque tú (o usted) tienes dos cromosomas X, y yo tan solo uno. Bien cierto es, por cierto, porque los cromosomas X - Y, conocidos como gonosomas, determinan nuestro sexo como mamíferos, XX para el femenino y XY para el masculino. 

En condiciones normales, el óvulo aporta siempre un cromosoma X. Sin embargo, el sexo del futuro individuo dependerá si el espermatozoide que fertiliza del óvulo aporta un cromosoma X o un cromosoma Y. Dentro de un grupo o población, las cuestiones relacionadas con el equilibrio entre ambos sexos fueron establecidas hace casi ya 100 años por el principio de Fisher, un modelo evolutivo aplicable a la mayoría de las especies que se reproducen sexualmente,  y cuyo resultado es una proporción armoniosa 1:1; en otras palabras, un 50% aproximadamente para cada sexo.

Pues ahora resulta que, con la edad, las células sanguíneas masculinas tienden a perder genes completos del cromosoma Y, en algunos casos hasta el 87% de este material, lo cual resulta ciertamente preocupante. Varios estudios han relacionado la pérdida del cromosoma Y en estas células con el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y otras enfermedades. Además sabemos que con el envejecimiento se incrementan las posibilidades de aparición de mutaciones celulares, muchas de ellas con efectos indeseables o fatales consecuencias. 

Con todo esto, un grupo de biólogos de la Universidad de Kent (Reino Unido) se atrevieron a vaticinar en el 2018 la desaparición total del cromosoma Y en unos 4.6 millones de años. Y es que el cromosoma Y contiene muy pocos genes, además del determinante del sexo. Ellos estimaron que apenas resulta necesario para la vida. Incluso hace 160 millones de años, el tamaño de los cromosomas X e Y de los mamíferos eran prácticamente el mismo. Pero, evolutivamente, el cromosoma Y ha ido degenerándose progresivamente. 

Lo más curioso es que este cromosoma parece no resignarse a su infausto destino. Otro grupo de investigadores, de la Universidad de Aarhus (Dinamarca), comprobó que el cromosoma Y es capaz de desarrollar grandes reorganizaciones estructurales para impedir su reducción genética, mediante un sistema de corta y pega que repara los genes dañados empleando una especie de copia de seguridad no dañada como plantilla. 

Le queda como duda a Aloysius, conocer cómo se determinará el sexo en los futuros humanos cuando el cromosoma Y desaparezca irremediablemente. Le digo que tendremos que esperar 4,6 millones de años, en el supuesto que entonces sigan existiendo seres humanos, tal y como los conocemos hoy en día.

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