Pasó lo que pasó

El espantapájaros

Pérez Jácome, atendiendo a los medios de comunicación (ANDRÉS CACHALVITE).
photo_camera Pérez Jácome, atendiendo a los medios de comunicación. (Foto: Andrés Cachalvite)
La ocasión lo merecía. El alcalde comparece solemne en rueda de prensa para decir que se habían espantado a los estorninos. Gran logro municipal. Ser espantapájaros es un cargo muy noble.

La solución lleva el apellido Harris


Harris es un apellido mucho más de fiar que un Gutiérrez o un Giráldez, caricaturizados con gafas de culo de vaso, manguitos y visera de funcionarios en las pelis de López Vázquez. La solución estaba en Harris, la especie de águila que espantó la turba de estorninos que se ciscaba en los tupés y los cardados. Según datos del alcalde, el águila de apellido de teniente de la guerra del Vietnam espantó 30.000 estorninos que había en el Pabellón de Deportes. La misma institución que tarda quince días en saber cuántas licencias de obra da (y aún así no acierta) y que ocupa sus buenos ocho meses en expedir un trámite para una reforma, certifica que ya solo quedan 500 ejemplares del pajarito en cuestión.

"Es una solución baratísima, eficaz y ecológica", dijo Jácome en una rueda de prensa convocada para dar cuenta de los grandes asuntos que tienen a la ciudad en vigilia: hemos trasladado a los estorninos. El grupo de Jácome se ha evidenciado como un gigantesco espantapájaros; eso sí, más caro que contratar a las águilas Harris. Las depredadoras que han ahuyentado a los estorninos pasaron una factura de 9.200 euros y el regidor y los concejales que mandan en el cotarro nos cuestan 431.243 euros al año. Sin duda salen más baratos los pájaros que los espantapájaros. De puestos a espantar, espantan por igual. Las unas a los estorninos; el otro, al sentido común.


Por supuesto, en sentido figurado


Mucho antes de que la primera autoridad hiciese recuento de los pájaros que se han ido de aquí espantados (a ver si no fueron las águilas y fue  el despendole municipal el causante de la emigración avícola) el regidor se puso el traje de los domingos para ir a misa el día de San Martiño. El santo le escuchó con atención el discurso de la ofrenda: "Conseguirei os compromisos aínda que morra no intento", prometió el alcalde. No le habíamos visto en su faceta mística, no conocíamos su "estado extraordinario de perfección religiosa, que consiste esencialmente en cierta unión inefable del alma con Dios por el amor, y va acompañado accidentalmente de éxtasis y revelaciones", como dice el diccionario.

El día anterior habría leído a Santa Teresa: "Vivo sin vivir en mí y tan alta vida espero, que muero porque no muero". Nadie ha pedido nunca a servidor público alguno tanta generosidad, tal entrega, al punto de intercambiar su vida por el proyecto de gobierno. San Martiño entendió, seguro, la hipérbole. El Altísmo tampoco se cobrará su vida si, como parece, no consigue hacer la torre de 80 plantas, por ejemplo. Todo hay que interpretarlo en sentido figurado, también lo de morir en el intento de conseguir que esta ciudad sea la de sus sueños y nuestras pesadillas.

Un cómico estaba en plena actuación y se dirigió al público con palabras gruesas para provocar la humorada. En la platea, un político. En un momento de la actuación el guión llevó al artista a decir: "¡Tócate los cojones!". En el acto, reaccionó mirando al político y le espetó: "¡Qué haces, cochino, era en sentido figurado!" Todo aquí tiene un doble sentido, que el alcalde muera en el intento por conseguir sus compromisos o que lleve ya varios meses tocándonos las partes pudendas.


Una “maraña" para una torre


En Santimaraña (sic) el munícipe terquea por hacer la torre de 80 pisos, su escalera al cielo. Igual pensó que se debería construir mientras escuchaba la canción del mismo título de Led Zeppelin. La Finca Santimaraña (otra vez sic) acogerá "una jugada maestra", dijo Jácome cuando su idea fue cuestionada por la Xunta, recelosa de que se pueda hacer un rascacielos en la Finca Santamariña (sin sic). Ourense no tiene plan de urbanismo de momento, al menos hasta que acaben de encajarse "los pelotazos", como en su día denunció el que hoy manda en la ciudad.

Pero la torre, ya barruntada por una de las patas del gobierno municipal, es innegociable, una línea roja, que se dice ahora. Y por menos no pasa. Puede haber torre en Santamariña o tal vez solo en Santimaraña, la maraña mental de este gobierno; o sea, "un embuste inventado para enredar o descomponer un negocio", según la Real Academia (sic, ya por último).   


Cierto, inteligencia muy artificial


La ciudad tendrá contenedores de basura con inteligencia artificial, lo que demuestra las múltiples aplicaciones del Machine Learning. El presente está en el big data incluso para gestionar los residuos. La digitalización de la ciudad no es colocar a dedo en el Concello, aunque lo parezca. Es manejar en tiempo real ingentes cantidades de datos para gestionar con eficacia determinados servicios.

Es el fruto del Centro de Inteligencia Artificial que traerá a Ourense científicos de todo el mundo como venían las mujeres a por los solteros de Plan. De momento, estamos pensando dónde irá la sede. Primero fue en el campus, luego en la Finca Sevilla, a continuación en el rascacielos y ahora se anuncia La Molinera. Nunca la inteligencia fue tan artificial.



El portafotos

Alfonso Sobrado Palomares, en el Hotel Francisco II. (Foto: José Paz)

El periodista y escritor Alfonso Sobrado Palomares (Calvos de Randín, 1935) recibió el premio Ourensanía de este año. Acumula muchas líneas, incluso folios, de trayectoria profesional. Entre sus actividades, fue presidente de la Agencia EFE entre 1986 y 1996, recorrió más de medio mundo, tocó con la yema de los dedos la epidermis de sucesos históricos y fue un valladar del oficio periodístico y de quienes lo ejercen. Alfonso ha donado al pueblo de Calvos más de 10.000 libros de su biblioteca personal y, entre otras declaraciones, dijo estos días que "Ourense es la capital sentimental de mi vida, nunca rompí ese cordón umbilical".

No te olvides nunca de donde saliste porque allí habrás de volver, dice un aserto popular. Sobrado Palomares nunca se ha ido, circunstancialmente ha estado fuera en lo físico, creo que nunca se ha exiliado de su pensamiento ourensano. La historia política de esta provincia, y por extensión de este país, tendrá alguna página con su nombre y apellidos. La hemeroteca, la historia por lo tanto, guarda su visita a Ourense en los años 70 con un tal Felipe González para rebrotar la semilla marchita del PSOE. Allí, con ellos, empezó todo con un PSOE que, ni en las formas ni en el fondo ni en el intelecto se parece en nada a este.



Al poner la lupa

Entre Zidanes y Pavones

El Real Madrid se pobló de "Zidanes y Pavones" para dar sentido al primer proyecto de Florentino Pérez. Combinaba la experiencia y la juventud, la cantera y los galácticos. Aquello no acabó bien. El proyecto de Sánchez y Casado —como dos "Florentinos"— sitúa defendiendo a Ourense desde el gobierno y la oposición a sus Zidanes y Pavones en el Congreso de los Diputados. Representantes en el Congreso y en el Senado pretendidamente defensores de los intereses de la provincia. Viendo el perfil y currículum de alguno/a cabe preguntarse con quién han empatado.

zidanes y pavones

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