elecciones generales

Juntos, no excesivamente revueltos y con Cataluña elevando la tensión

debate electoral
photo_camera Los principales candidatos a la Presidencia del Gobierno en las elecciones generales, Pablo Casado, Pedro Sánchez, Albert Rivera y Pablo Iglesias.

El primer debate entre los cuatro partidos con representación parlamentaria marcó las líneas maestras de cada líder

Incluso antes de comenzar, el primer debate de cara a las elecciones generales del domingo tuvo ya su dosis de polémica. Llegó con el recurso del PP a la Junta Electoral por el reparto de turnos. Reclamaban empezar y terminar según la representación parlamentaria actual. No prosperó. Y eso que los cuatro protagonistas, Pedro Sánchez (PSOE), Pablo Casado (PP), Pablo Iglesias (Unidas Podemos) y Albert Rivera (Ciudadanos) entraron al estudio de RTVE juntos, conversando y hasta sonriendo. Ahí se terminó la tregua.

Cuatro bloques diferenciados, 100 minutos de duración previstos. El gallego Xabier Fortes fue el moderador en un formato que se fue desencorsetando con el paso de los minutos. Un orden desordenado que, por momentos, el periodista gallego quería encender.

El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, empezó con un pésame para las víctimas de Sri Lanka antes de arremeter contra el socialista Pedro Sánchez. Un minuto de ofensiva para buscar reivindicarse como líder de la oposición. Abarcó desde la manipulación en el ente público hasta las "cesiones" al independentismo catalán. Más comedidos, Iglesias (con reproches al Gobierno), Sánchez (insistiendo en los dos bloques) y Casado (recordando la moción de censura a Rajoy). Sánchez, por su parte, acuñó una de las frases de la noche: "Es necesario un detector de verdades".


Medidas económicas


Y tras la toma de contacto, llegó el bloque económico. Casado apostó por centrar su mensaje en la bajada de impuestos y Sánchez respondió recuperando el fantasma de la corrupción y los índices de pobreza en los años "populares". Rivera se posicionó en el centro afeando a la izquierda y la derecha su pelea. E Iglesias se aferró a la Constitución (literalmente) para mostrar su ansia por un sistema fiscal progresivo, que grave a los que más tienen.

Intercambio de opiniones ordenado donde cada uno de los candidatos insistió en su líneas maestras: Sánchez (herencia negativa del PP), Casado (herencia positiva del PP), Iglesias (atribuirse la última subida del salario mínimo) y Rivera (críticas a la "economía bolivariana" de PSOE y Podemos y último ataque al PP haciendo un guiño al voto de la derecha, que parece más dividido que nunca).

El segundo bloque se centró en la política social. Las medidas para el fomento de la natalidad y el acceso a la vivienda ganaron terreno. Casado mantuvo su línea: poner en contraste los gobiernos socialistas y los populares. Sánchez repasó los "logros" de sus 10 meses como líder del Ejecutivo y con el "no es no" y la lucha contra la violencia machista como "leitmotiv", con agradecimiento explícito a Pablo Iglesias, con su ejemplar de la Constitución y su apuesta por reformarla para mejorar las pensiones. Rivera fue el encargado de citar la tesis de Sánchez, el Falcon y el chalet del líder de Podemos. Anécdotas que caldearon más el ambiente en un discurso centrado en la igualdad territorial.

Y de territorio se siguió hablando. En este caso, desde un punto de vista político, que centró el tercer bloque. Sánchez arrancó poniendo a Vox en el debate ("el trío de Colón") y buscando diferenciarse manifestando su "orgullo por ser español, reconociendo la diversidad".

La oposición recogió el guante. Y Cataluña, directa o indirectamente, monopolizó el debate. Rivera habló de "golpe de Estado", culpando a Sánchez de ceder ante los separatistas y para ello le citó la postura opuesta de otros históricos socialistas (Felipe González y Alfonso Guerra).


Unión momentánea de PP y Ciudadanos


Casado siguió esa línea y recordó que los presos del "procés" u Otegi mostraron su apoyo explícito al actual presidente del Gobierno.

El líder de Podemos, por su parte, habló con tono didáctico de una unión de realidades diferentes. "Menos insultos y sobreactuación", destacó, antes de poner sobre la mesa que el mundo rural "también es parte de la territorialidad".

"No habrá independencia", insistió Sánchez. No sirvió para aplacar a Casado y Rivera. "Diga si va a indultar o no a los presos independentistas", perseveró el mandatario del PP con el apoyo de Rivera. Fueron los momentos más tensos, con interrupciones constantes y un mayor cuerpo a cuerpo.

El último bloque fue, quizá, el más novedoso. Tocó analizar los posibles pactos tras el 28A. Iglesias empezó interpelando a Sánchez si piensa pactar con Ciudadanos dejando a la izquierda a un lado. El socialista lo dejó pasar y se basó más en criticar una posible alianza PP-Cs-Vox, similar a la de Andalucía. De nuevo el cruce Sánchez-Rivera fue el más tenso. Trump, los nazis, Torra... todos tuvieron cabida en el duelo entre ambos.

Pero el líder de la formación naranja también miró hacia Casado. "Le vuelvo a tender la mano, pero sin pactar con nacionalistas". El popular intentó calmar los ánimos: "Usted no es mi adversario". Un acuerdo que sigue en el aire.

Para el final quedó el "minuto de oro". Lo más preparado. Todos pensando en los indecisos. Casado puso en valor su programa y se proclamó única alternativa. Iglesias se insistió en reconocer sus errores pero en que nadie les ha comprado. Rivera, con una metáfora sobre el silencio, habló de Cataluña y cambio. Sánchez cerró el debate con la idea de los dos bloques, "avanzar o retroceder".

Primer asalto. Sin mucho tiempo para recuperar. Esta noche se enfrentan al segundo.

Te puede interesar