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El Pazo se queda sin aguinaldo

DFDF_result
photo_camera Las imágenes del partido.

El espíritu navideño no traspasó las puertas del recinto ourensano, que vio cerca la opción de celebrar la segunda alegría del curso baloncestístico

Era el momento ideal para frenar la mala racha. El último partido antes de la Navidad, el duelo final en el Pazo en este 2017... Pero ni por esas. La moneda volvió a salir cruz para el COB y para esos centenares de aficionados que se ganan el respeto acudiendo a su feudo a pesar del frío o las derrotas. Cuesta animar, pero animan. También protestan. Es lógico. El balance de 1-14 es una losa fría como los números de esta temporada. Pero los fieles, están y se mantendrán pase lo que pase.

A la entrada, ilusión. "Hoy sí, ¿no?", preguntaba un padre de familia mientras tomaba asiento. Después analizaba el calentamiento del Barcelona. Son pocos, pero muy altos. Al otro lado de la pista, el debutante Rozitis acaparaba todas las miradas. De altura va sobrado también. El letón agradó antes y después.

Pero, tras más de hora y media de montaña rusa, las caras no eran tan felices a la salida. Y el atasco habitual en los aledaños del Pazo aún no tenía la culpa. Era una mezcla de enfado y resignación. Duele perder así. Lo que es seguro es que los días cicatrizarán el malestar y, en el 2018, los cobistas no darán la espalda a los suyos. Por encima de clasificaciones o malas rachas. Ayer se quedaron sin el habitual aguinaldo navideño. Lo asumirán y volverán. Siempre lo hacen. Mientras, esperarán una reacción de los suyos en una época navideña en la que creer es casi una obligación.

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