Opinión

En el fondo y la forma

La alarmante erosión padecida por el más alto foro de legislación con el que cuenta la voluntad popular, no se ha producido solo por la forma en la que se ha desarrollado el plenario que ha abierto la XIII legislatura, sino lo que es más alarmante, por el fondo. No creo que ninguna democracia occidental haya pasado por la prueba de fuego que pasaron el lunes Congreso y Senado ante la llegada de un grupo de diputados electos que, escoltados y en vehículos   de seguridad, proviene de la cárcel en la que permanecen a la espera de sentencia por posible comisión de delitos gravísimos que afectan, precisamente, al ombligo de los pilares fundamentales que sostienen el Estado de Derecho. Congresistas jurando sus cargos vigilados por policías, pronunciando heterogéneas fórmulas de acatamiento al orden  constitucional que esconden burdos subterfugios para no acatarlo, y en las que se esconde el rechazo al aquello para cuyo servicio han sido elegidos, propone un escenario simplemente esquizofrénico. Pero si bien y en puro respeto al principio que alienta la administración de justicia y que es el de la presunción de inocencia, este grupo de presos acusados de promover un golpe de Estado pueden ser elegidos como representantes del pueblo representen lo que representen, su condición no les faculta para vulnerar los códigos que protegen y garantizan el exacto funcionamiento de ambas cámaras.

Confieso por otra parte que este absurdo postureo que ha invadido nuestra vida parlamentaria me parece un hábito peligroso y especialmente dañino para el buen gobierno de los foros en los que se desempeña la voluntad del pueblo. Y en mi opinión, esa situación hay que reconvertirla y reducirla en la medida que lo permita el reglamento. La nueva presidenta no puede ni debe permitir lo que venga o lo que sus señorías quieran proponer en aras de una dudosa interpretación del principio de libertad de expresión. La presidencia de las cámaras cuenta con una infraestructura de servicios de asistencia legal, jurídica y política suficientes para  frenar estos disparates. 

Lo que has de hacer, hazlo pronto dicen las escrituras. Y cuanto antes se resuelva este estrambótico paso de ciudadanos sometidos a un proceso judicial por rebelión o sedición o lo que los jueces determinen, mejor. Para la institución, para la salud democrática del país y para todos.

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