Opinión

¿En quién se puede creer?

Y ahora Cruz Roja. Sí, Cruz Roja, nada menos que Cruz Roja. La organización acaba de reconocer que en sus filas también ha habido escándalos de abusos sexuales. De manera que Cruz Roja viene a unirse a la lista de organizaciones que se dedican a la ayuda humanitaria pero en la que entre sus trabajadores hay personas con actitudes execrables. Los más benevolentes dirán que eso sucede en todos los colectivos pero convendrán conmigo que esos comportamientos son especialmente inaceptables en organizaciones que tienen como fin ayudar a los demás. Verán, durante muchos años fui socia de Intermon Oxfam y compré en sus tiendas convencida de que mi pequeña aportación servía para ayudar a los más desfavorecidos. De la misma manera que he colaborado con Cruz Roja, comprando su lotería, o introduciendo mi aportación en las cuestaciones.

Igualmente terrible es lo sucedido en Save the Children en la que según ha reconocido la propia organización también han tenido 21 casos de empleados con conductas deplorables. Y también ha habido "casos" en Médicos sin Fronteras y hasta en Unicef. Así que me pregunto en quién podemos confiar si trabajadores de organizaciones que teníamos por ejemplares han tenido comportamientos nada ejemplares y todos, al parecer, relacionados con los acosos y el abuso sexual. De repente hemos descubierto la cara más sucia de organizaciones que han venido siendo la punta de lanza de la solidaridad, con las que han contribuido personas de buena fe en todas partes del mundo. Y la pregunta que muchos nos hacemos es ¿y ahora qué hacemos? Yo les diré que me he dado de baja de alguna de estas ONG con las que colaboraba. Y lo he hecho por rabia, porque me siento no solo defraudada sino estafada.

Sí, ya sé, en estas organizaciones hay muchas, muchas personas honradas, que seguramente se sienten tan indignadas como nos sentimos quienes colaboramos con ellas, pero es difícil superar la decepción. Y sin duda les costará tiempo, mucho tiempo recuperar la confianza perdida.

No obstante, me parece a mí que la explosión del escándalo de Intermon Oxfam por lo menos ha servido para que todas las organizaciones no gubernamentales hayan aprendido la lección y sepan que ocultar sus miserias lo único que provoca amen de indignación es la perdida de confianza de quienes con sus contribuciones han hecho posible su trabajo. Y debe de servir también para que los gobiernos sean de ahora en adelante exigentes con el dinero que donan a estas organizaciones, dinero del erario, es decir de los ciudadanos. Ahora somos muchos los ciudadanos que nos preguntamos en quién podemos confiar si no podemos hacerlo en organizaciones que creíamos intachables.

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