Opinión

En silla de ruedas

El Consello de la Xunta decidió ayer destinar algo más de un millón de euros para que 26 ayuntamientos gallegos mejoren la accesibilidad de los espacios y edificios públicos a cargo de los fondos europeos de desarrollo regional (Feder Galicia 2014-2020). Es fácil incurrir en la equivocación de que quizá haya necesidades más urgentes para destinar esa partida, pero como te toque empujar una silla de ruedas agradeces cada mejora como el café por la mañana. Se presupone que si vas sentado y no cuentas con una mano que ayude, la eliminación de barreras arquitectónicas representa  un sorbo de libertad.

La soledad es peor que una discusión por la rutina, pero hay mucha peña envejeciendo  en solitario, como el octogenario que fue rescatado ayer de su domicilio del compostelano barrio de Santa Marta gracias a que un vecino alertó a la Policía Nacional de que llevaba varios días sin tener noticias de él. En la actualidad hay en Galicia 275.097 personas que viven solas. La proyección de los hogares que ha realizado el Instituto Nacional de Estadística (INE) pronostica que dentro de quince años la cifra será de 332.801 personas y contamos con muchas papeletas para que se cumpla la actual tendencia. 

La proyección de población 2018-2033 nos deja tiritando como país por falta de tropa, ya que Galicia perderá 138.799 habitantes en ese periodo. Es como si desapareciese Ourense, la tercera ciudad de Galicia, y el municipio limítrofe de Barbadás, que es de los pocos que están sumando población. Sólo nos superará en esta resta macabra Castilla y León, que contará con 205.948 habitantes menos. Seremos más viejos y también habrá menos gente (2,5 millones frente a los 2,7 en la actualidad) para echar una mano con la silla de ruedas. 

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