Opinión

El entierro de los vicesecretarios

Hoy me he levantado con la extraña sensación de estar ya muerto. A mi mente vino el recuerdo del óbito de Enrique Tierno Galván y el espectacular artículo escrito por el gran Jaime Capmany en al ABC titulado “El entierro electoral”, en donde de manera brillante analizaba el aprovechamiento político, que lo hubo, de aquel fallecimiento.

Querida Rita Barberá, no quiero centrarme en esas consideraciones que ya hacen otros, ni tan siquiera en la actuación de Pablo Iglesias o la gente de Podemos, ni en si algunos  medios de comunicación con su actuación sobrepasaron sus límites o no. Eso no me interesa. Lo realmente importante es lo que ha ocurrido de puertas adentro. Quiero dejar claro que la coincidencia en las críticas en modo alguno supone aceptar los planteamientos de los partidos de izquierda o de los terminales mediáticos. Quiero que sepas que lo mío es más íntimo, más familiar podría decirse, más entre nosotros……vamos de consumo interno.

Rita has tenido que morir para empezar a lavar tu imagen, lo cual dice muy poco de un país enfermo y desquiciado que necesita destruir a quien de manera brillante gobernó una ciudad durante 25 años y que obtuvo cuatro mayorías absolutas….y eso, deberías saberlo, en este país no se perdona.

En cualquier caso no debes preocuparte. En esta marcha no estás sola, contigo también morimos los miles de afiliados del verdadero Partido Popular,  que hemos observado atónitos cómo los miembros de la cúpula del partido, sabiendo que el verdadero problema es de todos y que entre todos teníamos que resolverlo, decidieron hacerlo lanzándolo sobre tu frágil espalda en un ejercicio de maldad, hipocresía, cobardía y traición que no tiene parangón. Y me refiero, en concreto a los Vicesecretarios Generales y demás cargos políticos, dirigidos todos ellos por el gran Mariano Rajoy.

Que lejos quedan aquellos tiempos de vino y rosas, sonrisas y abrazos (“Rita eres la mejor”) con ocasión de los cierres de campaña en la abarrotada plaza de toros de Valencia, o cuando acudían a las Fallas, invitados por ti al balcón, porque estaban  deprimidos después de algún revés electoral, o cuando te llevabas a desintoxicar a los concejales del PP en el País Vasco porque estaban siendo masacrados por la ETA al modo de conejillos asustados y para que pudieran relajarse y respirar.

Dada tu bondad de” madre” con todos ellos, te ruego que los perdones como hijos desagradecidos que fueron. A Maillo cuando te llamó para pedirte la dimisión como senadora, al condenado judicialmente Maroto cuando se refirió a ti como “indigna”, Pablo Casado cuando dijo que no opinaba porque ya no estabas en el Partido, la joven Andrea Levi cuando señalaba que hacía falta gente que si dijese la verdad o Soraya Sáenz de Santamaría cuando su madre le decía que tenía que parecerse a ti Rita, o por seguir con Feijoo, Albiol, Cifuentes, Monago, Sémper que no Semper o Alonso, todos ellos diciendo que tenías que entregar el acta. Mención especial para el Portavoz Hernando, que después de no querer que lo fotografiasen contigo y decir que hacía falta gente honesta, pedía a los periodistas que le preguntasen por los 800.000 afiliados entre los que tú ya no estabas, para terminar con la desvergüenza de afirmar que “te sacaron del partido para evitar tu linchamiento público”. Te ruego que los perdones, pero sólo por la cara de afligidos y compungidos que tenían todos ellos cuando se enteraron de tu muerte.

Te pido el perdón para ellos porque en realidad  no eran más que unos simples mandados de quien de verdad te ha traicionado y que no es otro que, el Jefe de todos ellos Mariano Rajoy Brey. Sí, ese Señor, que ahora sabemos, te llamó antes de ir a declarar al Supremo. ¿Qué fue lo que te dijo?, ¿También que fueras fuerte?. Si como dice ahora tu muerte tanto le ha afectado, ¿por qué no los mandó callar?. En tu sepelio dijo que eras “una mujer generosa, afable y trabajadora, ¿por qué no lo dijo públicamente en vida cuando te estaban masacrando?. A tu entierro ¿a que fue?, ¿a despedir a una amiga o a comprobar que la lápida quedaba sellada para tapar la indignidad cometida?. Visto el resultado final hasta hubiéramos dado por bueno que hubieran exclusivamente manifestado lo que el PSOE dice de Chaves y Griñán “ que  no se enriquecieron personalmente”, pero ni eso fueron capaces.

Tú ya no puedes defenderte, pero yo sí puedo hablar en tu nombre, porque llevo en el Partido tantos años como tú, en concreto 32 y pagando mensualmente mis cuotas desde entonces hasta hoy, y tengo la autoridad moral para decirle a los actuales dirigentes que esta situación no puede volver a repetirse nunca más, que un general jamás debe abandonar a sus soldados y que hay que tener el cuajo necesario para saber soportar la presión exterior por grande que esta sea.

Voy a terminar diciéndote y pidiéndote que descanses tranquila y disfrutes en la otra vida lo que de manera mezquina algunos te negaron en esta, pero has de saber que esta batalla, desgraciada y tristemente la ganarás, pero muerta.

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