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Una escapada por los ríos ourensanos

Los amantes de los deportes náuticos, de la pesca, el baño o un paseo por una orilla llena de encanto no echan de menos el mar en la provincia con más ríos de Galicia

Si es cierto lo que decía Cunqueiro de que Galicia es el país de los mil ríos, casi la mitad bañan la provincia de Ourense. La red fluvial ourensana es tan densa como singular, formando paisajes que no se dan en otro lugar de España, con caudales que discurren por tierras de oro explotadas por los romanos, antiguos glaciares, angostas gargantas y extensas praderas. Ríos que nacen y mueren en Ourense; otros, que cruzan su territorio de Este a Oeste, de Norte a Sur, de Sur a Norte; que cambian de idioma al dejar suelo ourensano; que fecundan viñedodeportes15-archive-2010-01-10-rio02_results de siete denominaciones de origen; proveen de energía eléctrica y ofrecen espacios para la pesca y un sinfín de deportes náuticos.

El Sil se hace ourensano al entrar en la comarca de Valdeorras y el Miño, cuando recibe las aguas del primero, en Os Peares. Son los dos grandes ríos gallegos y van creciendo en caudal con la entrega de agua que les aportan un sinfín de ríos ourensanos. Desde el Éntoma y el Casaio, o Casoio, en tierras de Valdeorras, hasta el Deva, en la frontera entre Pontedeva y Cortegada.

La cuenca ourensana del Miño-Sil está llena de contrastes. Tierras calizas, que luego se convierten en pizarrosas en Valdeorras, con bosques singulares, como los de encinas en Rubiá de Valdeorras y la Serra de Enciña da Lastra, el único territorio gallego en el que podrían cultivarse las trufas. O el más singular todavía, del Teixadal de Casaio, que lleva el nombre del río que nace en Pena Trevinca y alimenta al Sil por su orilla izquierda. Su pequeño curso de 19,5 kilómetros discurre íntegramente por el municipio de Carballeda y en tan corto recorrido cuenta con un embalse, el del Casoio, muy pequeño, de 0,40 hectómetros cúbicos, construido en 1971.

Casoio es uno de los treinta y un embalses que existen en Ourense, dos de ellos, compartidos con Lugo: el de San Pedro, el último del Sil antes entregar sus aguas al Miño, y el de San Martiño, aguas arriba, entre los municipios de Quiroga y A Rúa.

En el oriente Ourensano se puede realizar una interesante ruta por sus embalses y descubriremos algunos sorprendentes. El más grande se encuentra en el río Camba, en el término municipal de Vilariño de Conso. Es el embalse de As Portas, con una capacidad de 538 hectómetros cúbicos, pero que estos días está a la mitad de su aforo. Su impresionante muralla de hormigón armado tiene una altura de 141 metros. Es una fachada impresionante que descubre el viajero que recorre la sinuosa carretera que lleva desde A Gudiña a Vilariño de Conso y se siente sobrecogido, empequeñecido, cuando pasa con el coche al pie mismo de esa pared. As Portas es el embalse más grande de Ourense y el segundo de Galicia, después del de Belesar, en Chantada, al que supera sin embargo en altura. La insistencia del hombre de dominar la naturaleza más adversa  no proviene de la época los embalses, que es una cosa del siglo XX. Ni siquiera la era del ferrocarril, como se ve en Valdeorras, donde río y ferrocarril caminadeportes15-archive-2018-07-08-2op0092_resultn casi juntos desde finales del siglo XIX. Viene de mil años atrás, y tal vez más, cuando esas paredes de granito, casi verticales, fueron convertidas en bancales, armados a mano, con un esfuerzo sobrehumano para alimentar con vino un pueblo al que el pobre suelo no le daba para centeno.


Cuna de ríos


El Camba es un río íntegramente ourensano, que tiene 56 kilómetros de longitud y atraviesa los municipios de Laza, Castrelo de Val, Vilariño de Conso y Viana do Bolo, donde rinde sus aguas al Bibei. Nace en San Mamede, en el Macizo Central Ourensano. Al igual que la nebulosa de Orión es uno de los lugares más observados del Universo porque es la localización más conocida en la que se forman las estrellas y los sistemas estelares con sus planetas, San Mamede es el gran vivero de los ríos ourensanos. Además del Camba, allí nacen el Támega, el Arnoia, el Limia, el Navea y el Mao.  Cada uno sigue luego su viaje. Al igual que el Camba, el Navea acabará en el Bibei, después de bañar Chandrexa de Queixa, donde sus aguas son embalsadas, San Xoán de Río y Pobra de Trives, donde confluye con el río del que es tributario tras 41 kilómetros de curso fluvial. Trives es tierra de ríos de montaña y de puentes romanos. Nada menos que tres, cada uno de ellos en un río distinto, y todos ellos en la Via Nova: Ponte Navea, Ponte Cabalar y el más grande de los tres, en el río del que son tributarios los otros: el Bibei, por el que pasa la antigua carretera de Ourense a Ponferrada.

Son numerosos los ríos que nacen y acaban su curso en la provincia de Ourense. Además de los mencionados antes, el Xares, que también nace en Pena Trevinca y casi 48 kilómetros después desemboca en el Bibei, el Avia, de 37 kilómetros que da nombre a su lugar de nacimiento, Fonte Avia, en Avión, y al de desembocadura: Ribadavia. Afluente del Avia es el Arenteiro, que nace en Dozón, y el Viñao, que es íntegramente ourensano y da nombre a una de las variedades de uvas tintas más utilizadas en el noroeste peninsular, la Viñao, Vinhão en el norte de Portugal, aunque en Galicia es más conocida como Sousón.

De todos los ríos íntegramente ourensanos, el más largo es el Arnoia. Después del Miño, al que tributa sus aguas, es el que más fuentes termales tiene en su recorrido. Las primeras se encuentran en Baños de Molgas. Con el balneario a su orilla misma. Son tres, con temperaturas que oscilan entre 30 y 49 grados. Si seguimos su curso, ahora por un valle en el desciende sin mucha prisa, nos acercaremos hasta Xunqueira de Ambía, con otras dos fuentes igualmente sulfurosas: “Bañiño do Porteiro”, una antigua y pequeña casa de baños, ahora abandonada, cuyas aguas ya eran utilizadas desde mediados del siglo XIX y o “Bañiño do Río”, cerca de un puente. De ahí que también se le conozca como “O Bañiño da ponte”.

En su viaje rumbo al Miño, el Arnoia encuentra en Allariz, tal vez la villa que más provecho ha obtenido a lo largo de su historia de las aguas de este río. Lo demuestran los ingenios hidráulicos, hoy convertidos en parque etnográfico, que dieron la fuerza necesaria a industrias artesanales de curtidos, textil, papel, molinos… incluso a una fábrica de chocolate. 

Todos los ríos que hemos recorrido hasta ahora forman parte del eje formado por el Miño y el Sil. Un eje en cuyos valles se extienden las denominaciones de origen de Valdeorras, Ribeira Sacra, Ribeiro, y una vez atrás las viñas ourensanas, entra en las regiones de Rías Baixas por la derecha y Vinhos Verdes por su margen izquierda ya en territorio portugués.

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Ríos internacionales


Pero hay otros ríos internacionales, nacidos en Ourense. Los dos más grandes, nacidos en la misma Serra de San Mamede. El Limia, que vive sus primeros 41 kilómetros en suelo ourensano, recorre en su juventud el paisaje llano de A Limia y entra luego en un paisaje más abrupto en la Baixa Limia, el Xurés y el Gerês, donde se convierte en el Lima, ya en territorio portugués. De todos los ríos nacidos en Ourense es el único que desagua directamente en el mar. Lo hace en el Atlántico, en Viana do Castelo.

Si seguimos camino hacia el Este, nos encontraremos con el segundo de los ríos internacionales: el Támega. Desde Laza, baja por Castrelo de Val a Verín. De sus 145 kilómetros, 52 son ourensanos. Vino y agua son dos recursos comunes a ambos lados de la frontera.  En el valle de Monterrei con la denominación de origen que lleva ese mismo nombre y las aguas bicarbonatadas sódicas de Fontenova, Cabreiroá, Sousas y Vilaza, al pie de uno de sus afluentes en Requeixo. En territorio portugués, los vinos de Tras-os-Montes y Vinhos Verdes y las termas de Chaves, Vidago, Pedras Salgadas y Entre os Ríos, el punto en el que se encuentra con el Douro.

Más modestos en longitud, y muchas veces olvidados por su lejana localización, Ourense cuenta con otros dos ríos internacionales: el Mente, que pasa sus primeros 25 kilómetros en el municipio de Riós antes de entrar en el Parque Natural do Montesinho en nuestro país vecino y 33 kilómetros después vierte sus aguas en el Rabazal cuando lleva ya varios kilómetros de recorrido portugués después de haber nacido en las montañas entre los municipios de A Gudiña y Vilardevós. Al igual que el Támega, estos pequeños ríos del extremo suroriental ourensano pertenecen a la cuenca del Douro.

Ourense no tiene mar pero compensa con una muy densa red fluvial esa carencia. Ríos para pescar, para nadar, para navegar, para caminar por su orilla, para disfrutar rutas y escapadas de primavera.

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