Opinión

Esta semana en Ourense

Para cuantos somos y nos sentimos ourensanos, la primera semana de septiembre tiene una serie de imborrables recuerdos. Puede flaquear la fe del pueblo, incluso pueden los templos estar medio vacíos, pero en estos días al igual que en la novena de Fátima en mayo, la imagen es bien distinta. En esta semana el fervor creyente se centra sobre todo en la cima del Monte Medo, en torno a la Virgen de los Milagros y, en Ourense y Verín, alrededor de Nuestra Señora de Los Remedios. Aquí le cantamos con fe: “En María encontraremos el remedio que esperamos…” Al igual que allí en la cima del Medo: “Oh Virgen de Los Milagros, de Ourense joya preciosa, intercede por nosotros Virgen y Madre Milagrosa…”

Y es que la Madre de Jesús de Nazaret es para los creyentes algo fundamental. Ya lo decía Castelao: “Nunca un home deixa de ser neno no colo da sua nai”. Y la Virgen, para los católicos, es Madre desde que el mismo Cristo así lo declaró desde la Cruz en el Calvario.

En esta diócesis, mariana por excelencia, hay fechas inolvidables entre otras muchas que pasan del centenar en toda la geografía diocesana: Milagros, Remedios Clamadoira, Guía, Fátima, Viso, Maravillas… En su visita a Fátima, el Papa el pasado año para canonizar a los Pastorcitos, en todos sus discursos dejó bien claro el lugar que María tiene en la fe de los católicos: “La relación con la Virgen nos ayuda a tener una buena relación con la Iglesia: las dos son madres”, dijo en un momento. Y Francisco pidió que tomen el ejemplo de la Virgen María, “que es vuestra Madre y os ama tanto”. “Dejaos mirar por Ella, para aprender a ser más humildes y también más valientes en seguir la Palabra de Dios”, alentó. Y refiriéndose a la devoción popular afirmó: “Hay que cultivar la relación filial con la Virgen porque, si esto falta, hay algo huérfano en el corazón”, añadió.

Habría que recordar que del Santuario del Medo antaño salieron multitud de vocaciones a la vida consagrada y sacerdotal. Baste mirar a tantos Paúles e Hijas de la Caridad pero también para el seminario ourensano y otras congregaciones religiosas. Aun hoy son muchos los sacerdotes diocesanos originarios de aquella zona. Por eso es interesante recoger las palabras del Papa en Fátima refiriéndose a los sacerdotes: “A un sacerdote que se olvida de la Madre y sobre todo en los momentos de dificultad, le falta algo. Es como si estuviese huérfano, mientras en realidad no lo es. Se ha olvidado de su madre. Pero en los momentos difíciles siempre se va como niños a los brazos de la madre”. “Vuestra primera preocupación debe ser siempre la de crecer en el camino de la consagración sacerdotal, mediante la experiencia amorosa de un Dios cercano y fiel, como lo sintieron los tres Pastorcitos”.

Es un hecho constatable la escasez de vocaciones. Y bien cierto es aquello de que “quien contempla impasible y dice que Cristo no sigue llamando hoy a la juventud ni quiere a los jóvenes ni ama a Cristo”. Al comprobar como son regueros de personas, también jóvenes, los que llenan nuestros santuarios sobre todo en estos días, uno se pregunta qué está pasando y por qué de tantos colegios religiosos (masculinos y femeninos) de la diócesis hoy en día salen tan pocas vocaciones.

Decía en la década de los años cincuenta el papa Pio XII que la categoría de una parroquia se mide por cuantos acuden a comulgar. Yo me atrevería la osadía de añadir que también por el número de vocaciones que de esa parroquia van saliendo. Ante los problemas graves de la Iglesia en la actualidad, y el vocacional es uno de ellos, cuantos tenemos fe únicamente nos queda, sobre todo en estos días, acudir a la protección de la Virgen que sigue siendo, también para Ourense, la “joya preciosa” en quien “encontraremos el remedio de esperamos”.

Te puede interesar