Opinión

Eterna juventud

El cerebro no descansa y la inventiva se apodera cada día de la noticia. Es asombroso cómo se multiplican las posibilidades para mejorar la calidad de vida al mismo tiempo que la embellece. Este año se ha asistido al descubrimiento de una nueva proteína que puede retrasar el envejecimiento, ese sueño representado generalmente como la fuente de la eterna juventud. Por cierto, cuyo manantial se halla en San Agustín, USA, localidad fundada en 1565 por el español Pedro Menéndez de Avilés. Este fue el primer asentamiento europeo permanente en Estados Unidos. La mítica fuente fue descubierta en 1513 por Juan Ponce de León, conquistador de Puerto Rico y descubridor de Florida, 

Estados Unidos. Y aunque el fresco y cristalino venero no tiene efecto sobre la edad, es una atracción que llama al turista a saciar su sed, al tiempo que toma parte, aunque tarde, de la leyenda que durante siglos inspiró a toda clase de artistas. De todas formas, el deseo de que la juventud física no se vaya tan pronto, jamás desaparecerá en la esperanza humana. Escritores, poetas y cineastas han llevado el tema a sus obras, en serio y en broma. Recordemos aquella deliciosa comedia de Howard Hawks titulada “Me siento rejuvenecer”, en la que tomaban parte grandes e inolvidables de la cinematografía, como Cary Grant, Charles Coburn, Ginger Rogers y Marilyn Monroe. 

Ellos evolucionaban, ante los ojos risueños de los espectadores, después de tomar equivocadamente una pócima que los devolvía a esa niñez que casi nadie quiere abandonar. Pero para velar por la salud y la calidad de vida, en este caso concreto, un grupo de científicos españoles del Instituto Salk de California y la Clínica Cemtro de Madrid, ha dado a través de sus investigaciones con la citada proteína, capaz de evitar el temido deterioro celular, y cuyo proceso hace que se retrase el envejecimiento. Este éxito abre las puertas a otros trabajos en cuanto al remedio de males dolorosos e irremediables hasta hoy día, como todos aquellos que se refieren y tengan que ver con la artritis, enfermedad que afecta a millones de personas en todo el mundo. Este descubrimiento pues, pasa a ser de interés general, y una vez más, hay que agradecer de corazón a estos sabios incansables, la labor que hacen en bien de la humanidad doliente. Todavía hay mucho que andar, pero ahí está el camino.

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