Opinión

Exiliados culés

Si uno se fijaba bien, viendo el partido en los bares ourensanos estaba una afición de incógnito. Con los ojos serios y sin hablar demasiado. Los culés no estaban invitados.

¿A quién apoyaban? Por una pura cuestión de supervivencia, al Atlético. Pero era una alianza contra natura, que resultó en un apoyo tímido, muy poco convencido. Un 'venga vamos', así dicho en bajito. Porque no nos engañemos, el cholismo es la revolución armada contra lo que terminó representando el Camp Nou.

Para los barcelonistas quedaba así diseñado un partido con aires a discusión entre cuñados en Navidad. Tienes que darle la razón al currante arribista (no soportas al triunfador que cambia de coche cada dos años), pero solo esperas al maldito momento de escapar de esa mesa.

En el descanso, el whatsapp sirvió para conectar a unos exiliados con otros. "Vaya nivel de final", "El Atlético parece el Rayo", "No hay nada que hacer", "Es una vergüenza" "CR Balón de Oro, ja ja". Esos comentarios que te convierten en la clase de persona que llevas peleando toda la vida para no ser, y que solo puedes compartir con amigos de tu mismo equipo.

Pensando ya en la cena llegó el gol del empate. La prórroga sirvió para echar cuentas: "Si gana el Atlético, el Madrid dos años en blanco y Zidane a la calle". Todo para espantar el miedo a la Undécima. Sentir escalofríos recor- dando que la obsesión original era la Séptima.

Penaltis. "Ramos lo falla fijo". No. Y Cristiano marcó el suyo. "Arbeloa campeón de Europa". 

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