Opinión

Falta de prudencia

Al abogado de Puigdemont, Gonzalo Boye (años de cárcel a sus espaldas por colaboración con banda armada; ayudó a ETA en el secuestro de Revilla) le faltó tiempo para acercarse al juez y mostrarle su móvil con las declaraciones que acababa de hacer la vicepresidenta española. 

Carmen Calvo había dicho a Alsina que  el gobierno no entendería que  Bélgica no procediera a la extradición de Puigdemont atendiendo la euro orden, y que se verían alteradas las relaciones entre los dos países. Calvo había explicado previamente que  España  respeta la separación de poderes y el Ejecutivo no interviene en las decisiones de la Justicia, pero  esa frase “El gobierno español no entendería que el Estado belga no entregue a quienes están huidos de la justicia española”  y que en ese caso el gobierno español “tomaría sus decisiones”, chirriaba por todas partes. Más aun en una vicepresidenta de gobierno,  catedrática de Derecho constitucional, y de la mayor confianza del presidente de gobierno.

Calvo  ha cometido un error de bulto al no medir sus palabras, al improvisar, al no ser consciente de que en un miembro de gobierno, sobre todo en una situación tan delicada como la que se está viviendo, la prudencia tiene que ser extrema.  Una sola frase fuera de contexto puede dar carnaza a Puigdemont y su abogado para hacer creer al tribunal belga que el ex presidente de la Generalitat es víctima de una persecución política.  Por mucho que Calvo haya expresado su respeto a la actuación de la Justicia advirtiendo que el Ejecutivo no puede interferir en sus decisiones,  como reiteró en las polémicas declaraciones,  se le escapó una frase, frase maldita, que Puigdemont y Boye van a utilizar  ante la Justicia belga. Se vio con esa reacción inmediata de Boye de acercarse al juez con el móvil en la mano.

Un error lo puede cometer cualquiera, pero cuando se ocupa un cargo institucional de la máxima relevancia, cuando las cosas en Cataluña van como van, mal; cuando llevamos tres semanas con preocupantes actos vandálicos de violencia nunca vista ahora, cuando los independentistas preparan una resolución parlamentaria provocadora e inconstitucional, cuando arde la calle y hay piquetes en algunas universidades para que los estudiantes no puedan acceder a las aulas … cuando todo eso ocurre a diario y con el apoyo de las instituciones catalanas, más que nunca es obligado actuar con la máxima prudencia al ejercer las responsabilidades propias de un cargo público; es la única manera de  no dar bazas a quienes pretenden romper con el resto de España.

Carmen Calvo se dejó llevar por su propio entusiasmo, en el que ve a Sánchez imponiéndose a los independentistas. Algo que no ocurre, sino que más bien ocurre todo lo contrario. Y ese entusiasmo le llevó a no medir bien sus palabras … y a dar argumentos a Puigdemont para intentar que los jueces belgas no procedan a mandarlo a España. 

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