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La falta de relevo generacional vacía de cazadores la provincia

Cazador.
photo_camera Un cazador en el coto de A Domeda (O Irixo), el octubre pasado (JOSÉ PAZ).

En solo dos décadas el número de licencias ha caído a la mitad, víctimas de la despoblación rural

La caza, una de las actividades tradicionales del rural ourensano, se desangra. Es otra de las nefastas consecuencias de la despoblación. La falta de relevo generacional causa un goteo constante de bajas en las licencias de cazadores. Una tendencia que "no es nueva, que viene de años atrás", diceAntonio Mota, presidente de Unitega, Unión Galega de Tecores.

En solo 20 años, la nómina de cazadores en la provincia de Ourense se redujo a la mitad, según las estadísticas de evolución de licencias de caza de la Consellería de Medio Ambiente, Territorio e Vivenda. A cierre de 2018, según los últimos datos actualizados, había un total de 7.804 licencias en Ourense. En tan solo un año se perdieron 400. Las cifras, comparadas con 1999, son reveladoras. En aquel momento había 14.737 licencias, casi el doble

La despoblación del rural deja víctimas por muchos rincones, y uno de los más silenciados en muchas ocasiones es el del gremio de cazadores, una actividad que se puede emplear en su modalidad recreativa, pero que cobra mucha importancia en su modalidad selectiva, para evitar los daños de animales como el jabalí en la agricultura.

"Hai pouco relevo, a tradición de estar no campo facia máis fácil que houbese xente nova, pero agora iso cambiou. A non ser que pai ou avó estean moi arraigados, é moi difícil. Hoxe tenden máis á caza máis deportiva, non á caza en si", sostiene Antonio García Reinoso, presidente de la Federación Galega de Caza en Ourense.

Cree que el descenso se notará en la lucha contra los daños del jabalí el descenso de cazadores. "Iso vai influír tanto na caza menor como na maior. E temos que ver que en Galicia non se autoriza a caza ata os 16 anos, cando noutras comunidades son ata os 14. Son moitas as circunstancias...", añade.


Más potenciación


Ellos siguen luchando por que se potencie la caza, frente a los grupos que están en contra, porque "ao final están en contra de agricultores e gandeiros". En ese sentido, señala "o caso da poboación de xabarín, moi numerosa. Temos que facer algo entre todos, e primeiro de todo facer un censo para saber cantos hai, porque non o sabemos".

Antonio Mota cree que el "envejecimiento general" afecta con fuerza a la caza, y dejan "sin relevo" a una tradicional actividad del campo ourensano. "Antes el relevo era de gente muy joven. Ahora, en la escuela ves gente de edades más altas, que entran por amigos, y ves también mujeres, cuando antes solo se veían hombres. Pero la incorporación es cada vez más tardía". Mota sostiene que las mujeres ayudan a mitigar la caída. De hecho, desde Unitega han solicitado a la Xunta que se pueda obtener la licencia gratuita para menores de 18 años y para mujeres durante los primeros años, "como incentivo, aunque no sirva de nada", aclara Mota. No ven con optimismo que la situación se pueda revertir. "La juventud ha cambiado de costumbres, los ritmos de diversión ahora no son los de antes, y no se levantan un domingo a la mañana para ir a la caza", dice Mota.

La falta de cazadores no es un proceso aislado, pasa a otros niveles, destacan en el sector. "Al final hay menos cazadores, menos ganaderos, menos agricultores... Es algo generalizado, esto solo es algo más. Muchas aldeas se quedarán vacías, y cuando la sociedad urbana vaya a despejarse al rural y vean todo los caminos abandonados se darán cuenta de lo que está pasando", concluye el presidente de Unitega. 

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