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Dos familias garantizan las clases del colegio de Vilariño

Fachada del colegio público San Martiño, en Vilariño de Conso.
photo_camera Fachada del colegio público San Martiño, en Vilariño de Conso.
Sus cinco hijos elevan a nueve el número de alumnos y permitirán que el centro siga abierto dos años

n n n La llegada de dos familias, originarias de Siria y Cataluña, a Vilariño de Conso garantiza la continuidad del colegio público San Martiño. Aterrizaron hace algunos meses y sus cinco hijos ya elevan a nueve el alumnado, superando los cinco que marca la Consellería de Educación, Universidade e Formación Profesional para permitir que prosiga su actividad formativa.

"De momento, estamos contentos", comentó el alcalde en funciones, Martín Guerra. Eso sí, apuntó ser consciente de que el centro mantendrá abiertas sus puertas si las familias llegadas a Vilariño de Conso no dejan el Concello.

El director del colegio, Brais Afonso, confirmó la continuidad del San Martiño, al menos durante los próximos dos años. Explicó que los alumnos mayores cursan 4º y tienen la posibilidad de estudiar hasta 6º en el colegio, o lo que es lo mismo, durante otros dos cursos. También explicó que las clases son impartidas por dos profesores a tiempo completo, con el apoyo de dos itinerantes, que comparte con otros centros.

La continuidad del colegio preocupa en Vilariño de Conso, un Concello que en 2018 registró 2 nacimientos y 10 defunciones. Hace solo dos cursos, fueron 15 los alumnos del centro educativo, una cifra que cayó hasta los 6 que iniciaron el curso el año pasado. La llegada de las nuevas familias llevó algo de tranquilidad a la población, que tiene ante sí otros dos años para tratar de seguir aumentando el alumnado.

Entre los años 2000 y 2018, el número de habitantes descendió de 854 a 535, según el Instituto Galego de Estadística. Esta brusca caída y la amenaza del cierre del colegio movilizó a la población en 2012. Ese año fue creada la asociación Xolo y fruto de aquel impulso inicial el colectivo sigue recibiendo llamadas de familias que barajan la posibilidad de instalarse en Vilariño de Conso, según confirmó una de sus impulsoras, Manuela González. "Temos esperanzas de que siga chegando xente. Hai peticións. A xente segue chamando", comentó.

La asociación maneja solicitudes, pero hasta octubre no podrán darles luz verde. En estos momentos, la localidad carece de viviendas habitables, situación que se resolverá parcialmente con la marcha del trabajador que ocupa una temporalmente.

Para cambiar la tendencia demográfica, el Concello que dirige Melisa Macía puso en marcha un paquete de medidas, depositando buena parte de sus esperanzas en la apertura del albergue, alquilado a una empresa de deporte de aventura, o los locales arrendados por cantidades simbólicas, que ya ocupan una peluquería y un fisioterapeuta. La reducción de impuestos, junto con la exención de tasas son otros de los argumentos que utiliza el equipo de gobierno para impulsar la línea de crecimiento.

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