Opinión

Francisco Darío Villanueva Prieto

Natural de Vilalba, próximo a cumplir los 65 años de edad, secretario de la Real Academia Española durante cinco años, acaba de acceder al puesto de director de esta institución. Si tenemos en cuenta su biografía pensaríamos que nació en un océano rodeado de especies marinas, pero sí de letras, muchas letras. Catedrático de Teoría de la Literatura y Literatura comparada, podemos añadir: profesor titular de Filología Hispánica de la Universidad de Santiago. Cursó Filosofía y Letras (Sección de Filología Románica) en la Universidad Compostelana, en la que se licenció con premio extraordinario. Más tarde se doctoró en la Autónoma de Madrid.

Miembro de la Asociación Internacional de Hispanistas; Sociedad de Literatura General y Comparada; Internacional Corporative Literatura Asociación, etcétera.

Y seguro que quedan muchas cosas más que harían prolijo las pretensiones de estas líneas en honor del excelentísimo señor director de la Real Academia Española. Fraga Iribame, Rouco Varela, Darío Villanueva. ¿Cuál es el secreto de estas mentes preclaras? Aunque parezca una coña, tal vez el secreto radique en el capón de Vilalba ou o exquisito queixo de San Simón.

Detenidamente he leído la entrevista publicada en el diario "La Región", el día 1. Me ha llamado la atención lo siguiente: ¿Cuál es la palabra preferida del hombre que dirige la casa de las letras?: Es "alba". Bonita palabra, primera luz del día antes de salir el sol, al amanecer. Primera luz, dicho sea de paso, en un mundo oscuro, horrendo, en donde en el diccionario de la RAE aparece por desgracia y no por suerte la palabra "humanidad" cuando estamos viviendo momentos en que se condena un hombre a morir quemado dentro de una jaula, ¡Qué horror! Y termino estas líneas con una respuesta en la entrevista del ínclito Francisco Darío Villanueva. ¿Nunca se ha dejado tentar por el embeleco de la política? No tengo la más mínima inclinación. Sería muy mal político porque acabaría dándole en muchas ocasiones la razón a la oposición.

Cierto, excelentísimo don Darío. Eso me recuerda el libro titulado "El dardo en la palabra" del ex presidente de la RAE, el inefable don Fernando Lázaro Carreter del que guardo el gran recuerdo de las cartas que nos hemos cruzado (que conservo como reliquias) ante mis dudas de determinadas palabras que con gran acierto supo informarme. Que Dios tenga en la gloria a este maño conspicuo y gran persona.

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