CELANOVA

Freixo recuerda con una placa al "coloso" cubano

Familiares y vecinos destacaron la faceta humana y social del arzobispo de Santiago enrique Pérez Serantes

La parroquia de Freixo, en Celanova, fue testigo ayer del reconocimiento público a Enrique Pérez Serantes, arzobispo de Santiago de Cuba entre 1948 y 1968, con motivo del 50 aniversario de su fallecimiento. Familiares y allegados del primado de la iglesia cubana estuvieron acompañados de lugareños y amigos, quienes se mostraron orgullosos por contar con un convecino tan ilustre, si bien alguna residente que recordaba a Pérez Serantes de su visitas a Freixo y sus misas en la capilla de As Neves, apuntó que el homenaje "tiña que haber sido antes".

El atrio de la iglesia de Santa Cristina albergó el acto, amenizado con una excelente banda sonora cubana a cargo del trío compuesto por Freire, Chicho y Gabriel, en el que se descubrió una placa promovida por el Concello celanovés que recuerda al clérigo bautizado como "coloso" dada su imponente figura (1,90 metros). En nombre de la familia intervino Javier Casares, quien reivindicó a un celanovés poco reconocido en su tierra, pero que fue todo un personaje "na igrexa e na revolución cubana". Su sobrino segundo, Emilio Cougil asistió emocionado y portando una imagen del homenajeado. También estaba entre el público Mercedes Álvarez, nieta de un primo carnal del arzobispo. "La casualidad quiso que él oficiara mi comunión un verano en Recarei (Bande). Lo recuerdo con emoción porque todo el pueblo participó en el arreglo de los caminos... ¡Porque venía el obispo!", dijo, al tiempo que confesaba el "vicio" que tenía el religioso por los dulces.

Defensor de la justicia y especialmente de los pobres, Pérez Serantes pasará a la historia por ser el mediador que salvó la vida a los hermanos Castro tras el asalto al Cuartel de Mocada (Santiago de Cuba) en el que perecieron numerosas personas. Así lo recoge en su libro "Iglesia y Revolución en Cuba" su biógrafo Ignacio Uría que ayer estuvo presente en el homenaje. Uría dijo que Enrique Pérez Serantes "siempre se sintió unido a Galicia, cuya lengua nunca olvidó".

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