VALDEORRAS

Los ganaderos afrontarán el invierno con abundante forraje

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photo_camera Siega de la hierba en la zona de Viana do Bolo y Vilariño de Conso. J.C.

Falla la calidad del alimento por el retraso en la recogida debido a la lluvia de meses pasados 

Las lluvias que los meses de abril, mayo y junio regaron los montes del Macizo Central favorecieron la producción de forraje. Los ganaderos están contentos, aunque podrían estar más si la calidad acompañase, algo que no se da, según apuntaron en el sector. En todo caso, las penurias ocasionadas por la sequía quedaron atrás y los productores no prevén encontrarse con problemas para alimentar el ganado.

"Hai moita herba, pero mala", comentó el vianés Germán Domínguez, propietario de una explotación de vacuno. Explicó que las abundantes lluvias obligaron a retrasar la recogida de la hierba en torno a un mes y medio. Este retraso fue el causante de que una parte de la producción se haya podrido. "No inverno o van notar os animais. É mellor pouca herba e boa", indicó.

El periodo más adecuado para recoger la hierba en su momento óptimo está en torno a los primeros días de junio. Sin embargo, las lluvias registradas este año impidieron llevar a cabo esta labor, lo que se traduce en una mengua de la calidad.

En términos parecidos se pronunció Xoán González, un joven ganadero de Viana do Bolo que puso en marcha una granja de ovino en Ardexaxe. "A campaña de forraxe será o doble ou o triple que o ano pasado, anque non haberá tanto como nun ano bo. En cantidade hai bastante, o problema é a calidade", comentó.

El presidente de la asociación Agrogandeira do Macizo Central (Agromacen), Pedro Rodríguez, confirmó las impresiones que manifestaron los ganaderos. "Choveu moito e hai boas perspectivas en canto á calidade", dijo. Inmediatamente, apuntó que las propiedades del alimento del ganado no serán las mismas que las de un año normal. "É unha forraxe de baixa calidade".

Un factor añadido, que podría haber afectado negativamente a la campaña hay que buscarlo en el invierno de 2017, cuando la sequía puso a prueba el aguante de los ganaderos del oriente provincial, debido a las dificultades que encontraron para alimentar las reses. Los efectos de la escasez de lluvia en los suelos aún son palpables hoy en día, traduciéndose en una reducción de las propiedades del forraje.

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