Cartas al director

Ganaremos la batalla

Nos narra la Biblia que en la antigüedad se libró una batalla entre los filisteos y los israelitas. Los filisteos retaron a los israelitas; si vencéis a Goliat, que era un gigante de casi tres metros, nos someteremos a vosotros. David, que era un joven zagal, cogió unas piedras del río y las introdujo en su bolsa y se dirigió contra Goliat; éste, al verle, se burlo de el, viendo que era un joven indefenso. Pero David le dice: “Tú vienes a mí con espada, una lanza y una jabalina, pero yo voy contra ti con el nombre de Jehová. Hoy Jehová te dará en las manos mías y yo te derribaré”. Sacó de su bolsa una piedra, la pone en la honda, y la lanza contra Goliat; la piedra entra en la cabeza de Goliat quien cae muerto. 

Hoy, tenemos otra batalla, no es material sino espiritual. No es Goliat el oponente, sino la serpiente infernal, la cual, como hizo en el Paraíso Terrenal, sedujo a Eva y Adán: seréis como dioses. Esa misma serpiente astuta y taimada, que es toda soberbia y odio, ha seducido a muchas personas, las cuales se han apoderado de todos los medios materiales para esclavizar al hombre apartándolo de Dios. Pero sus oponentes, pobres y carentes de medios materiales, tienen una Capitana Celestial a la cual la serpiente la teme más que a nadie, pues Ella con su humildad, la venció, ella que es todo soberbia huye de su presencia.

Estamos llegando a lo más álgido de esta batalla. La Virgen se sirve de los humildes y sencillos, que serán, a sus órdenes los que vencerán a la Serpiente infernal y con esta victoria quedarán libres de su esclavitud muchos seres humanos a los cuales había seducido. Se cumplirá y sin tardar, la promesa de la Santísima Virgen en Fátima: “Por fin mi inmaculado corazón triunfará”.