Infraestructuras

El Gobierno central condena al olvido a la autovía Ourense-Lugo

Solo en un tramo de ocho kilómetros hay obras, paralizadas seis años, y los Presupuestos Generales siguen sin tenerla en cuenta

La mejora de la movilidad por carretera en el interior de Galicia no parece estar en la lista de prioridades del Gobierno central, que año tras año se sigue olvidando de impulsar la autovía entre Ourense y Lugo (A-56), mientras que sí que da pasos, por ejemplo, para completar vías como la que unen Santiago y Lugo (A-54), con compromisos firmes para que esté plenamente operativa en 2022, o la prolongación de la A-52 desde O Porriño hasta Vigo, que ejecutará con cargo al Plan Extraordinario de Inversiones en Carreteras (PIC) anunciado por el Ministerio de Fomento.

La A-56 fue proyectada  a principios del presente siglo con la intención de que pudiese estar en marcha en torno al 2010. El trazado consta de unos 70 kilómetros con origen en la capital ourensana, en la salida norte de la A-52 y cuyos primeros cinco kilómetros se convertirían en la circunvalación norte de Ourense, para evitar el intenso tráfico que ahora soportan la N-120 y la N-525.

Además, otros siete tramos servirían para alcanzar la localidad lucense de Guntín, donde finalizaría esta autovía y enlazaría con la A-54, que ya tiene en funcionamiento su trazado hasta Lugo, que quedaría separada de Ourense por 93 kilómetros y unos 60 minutos.

Sin embargo, varios lustros después, la situación no puede ser más desalentadora. Las únicas máquinas que se han visto iniciaron los trabajos del tramo de 8,8 kilómetros comprendido entre San Martiño (Vilamarín) y A Barrela (Carballedo) en 2010, pero los efectos de la crisis económica motivaron que se rescindieran los contratos y las obras se paralizasen y fueran retomadas seis años después, pero con una ejecución que no garantiza su finalización a corto plazo.


Apuesta


En el último proyecto presupuestario presentado por el Gobierno central, que todavía no tiene los apoyos suficientes para salir adelante, se consignaban casi 11 millones para este tramo, que según la proyección que realiza el Ministerio de Fomento, todavía tendría pendiente recibir una consignación de 9,8 millones para completarse en 2019.

Estos ocho kilómetros son los únicos que han recibido una inyección económica reseñable en los últimos años, con cantidades insignificantes para otros tramos, como se demuestra en los 100.000 euros que se destinan este año a los que discurren entre Taboada y Narón y Narón y Guntín.

Estos dos, junto a Ourense-Cambeo, Enlace de Cambeo-San Martiño, Enlace de A Barrela-Enlace de Chantada y Enlace de Chantada-Taboada siguen sin tener rematados los proyectos constructivos, algo imprescindible para poder sacar a licitación las obras.

La última publicación del Boletín Oficial del Estado en relación a la A-56 data de mediados de 2017, cuando se dio el visto bueno ambiental al recorrido entre Ourense y Cambeo.


Variante norte


Sí parece más próximo el arranque de los trabajos en los dos primeros kilómetros de la futura autovía, el primer tramo de la variante norte de Ourense (Eirasvedras-Quintela), que Fomento tiene previsto licitar este mismo año, tras dos décadas en la agenda, para tenerla lista en 2021. Completar la circunvalación se antoja, sin embargo, más complicada, dado que la tramitación del recorrido entre Quintela y A Casilla, donde hay previsto un túnel para salvar el paso por As Eiroás, está más retrasada.

La salida más factible, a tenor de las inversiones destinadas por el Estado en los últimos años a la A-56, para que esta vía de alta capacidad destinada a vertebrar el interior de la Comunidad gallega junto con la A-76 (Ourense-Ponferrada) coja impulso parece su financiación mediante una colaboración público-privada, dentro del Plan Extraordinario de Inversiones en Carreteras.

La Xunta solicitó al Gobierno central a principios de este año la inclusión de actuaciones por un importe de 600 millones, entre las que se encontraría el trazado entre Ourense y Cambeo. De tenerlo en cuenta el Ministerio de Fomento, las obras se licitarían, como muy tarde, en 2021, según recoge el plan. 

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