Las fuerzas de seguridad investigan estos incendios, registrados durante este año en la provincia
Mecheros, velas, cerillas, pelotas de goma, pastillas para encender barbacoas, mechas e incluso plásticos, forman parte de la investigación que esta llevando a cabo la Guardia Civil, Policía Autonómica e incluso brigadistas de Medio Rural para esclarecer 350 de los incendios declarados en lo que va de año en los montes de la provincia. El material fue hallado en el monte, bien durante las tareas de extinción, o una vez sofocado el fuego. Los investigadores también manejan y contrastan datos sobre la hora y el lugar en que comenzó el fuego (la mayoría fueron por la noche o a primera hora de la tarde cerca de una carretera).
Los últimos incendios en sumarse a la investigación son los de Cualedro (ya sofocado tras arder 435 hectáreas), el de Trives y Melón, (ambos en la tarde ayer estaban estabilizados, según Medio Rural) en los que ardieron 106,58 y 100 hectáreas, respectivamente.
El terreno ardido en Navea (Trives) está incluido en la Red Natura 2000 dado su alto valor paisajístico. En el caso del fuego de Melón, la propia alcaldesa, Cristina Francisco, dejó claro que detrás está la mano humana, al comenzar a arder en varios focos.
En todas las diligencias abiertas por los incendios hay recopilación de testimonios recogidos entre los vecinos, e incluso en los propios concellos como el de Vilardevós, que proporcionó datos a la Guardia Civil y a Medio Rural sobre un posible pirómano que reside en el municipio. "Non é normal que nunha noite teñamos 10 incendios e todos comencen ó lado de unha carretera", apuntó el regidor, Manuel Cardoso, recalcando que temos conocimiento de quien puede ser, "pero non hai probas, temos que collelo cas mans na masa", añadió.
Este concello solicitó más vigilancia a Medio Rural, pero no es el único, dado que también lo hizo el de Cualedro, donde los incendios se vienen sucediendo. En este municipio, las fuerzas de seguridad también siguen la pista a un presunto pirómano pero no disponen de pruebas para incriminarlo. Lo mismo sucede en O Barco, donde se suceden los fuegos.
