CRóNICA

La historia anegada del Miño

Asolaga_result
photo_camera Un momento del rodaje del documental Asolagados, que dirigió David Vázquez

Los embalses terminaron con un modo de vida que ya es irrecuperable, pero que cuatro jóvenes originarios de Chantada decidieron encerrar entre las paredes de un documental que lleva por título Asolagados.

El Sil y el Miño pasan mutilados por la Ribeira Sacra, donde cuatro grandes embalses les cortan el camino: Belesar y Os Peares, en el Miño, y San Pedro y Santo Estevo, en el Sil. Este verano, con los dos ríos aún a tope, la Confederación Hidrográfica acaba de anunciar un profundo descenso en el Sil, donde se abrirán compuertas. “Es una suerte”, cuenta el dueño de una empresa turística del Sil que prefiere no dar su nombre, “antes no nos avisaban y llegamos a quedarnos sin actividad durante días en pleno verano”.

Los embalses, construidos durante el franquismo, crearon cientos de empleos mientras se levantaban, pero terminaron con un modo de vida que ya no volverá. David Vázquez es de Pesqueiras, una aldea de Chantada sobre el embalse de Belesar, y su padre le contaba las historias de las barcas que cruzaban el Miño de orilla a orilla. Esos recuerdos fueron el germen de Asolagados, un documental dirigido por Vázquez que viaja a los pueblos anegados por el embalse de Belesar, uno de los más grandes de Europa.

“Todo salió a trompicones”, reconoce el director del documental. En 2011, con los ríos muy bajos, las eléctricas aprovecharon para vaciar los embalses y hacer reformas y algunos arreglos, “como parchear la pared”, explica el chantadino. Y así, como por arte de magia, decenas de pueblos perdidos salieron a la superficie de nuevo. Fue noticia nacional, en este periódico también la recogimos. Mientras la mayoría se maravillaba admirando ese mundo anegado, Vázquez reclutó a la productora Cristina López, al cámara Humberto Novoa y al técnico de sonido Luis A. García Linares y, pertrechados sobre quads, bajaron a los pueblos perdidos del Miño… llevando en sus lomos a los ancianos de hoy que fueron niños en ellos.

“Al principio nos costó muchísimo convencerlos”, recuerda la productora, a la que todos en la Ribeira Sacra conocen como Kris Pereira’s, la embajadora de Chantada. “Imagina que te llegan cuatro personas jóvenes y te cuentan que quieren bajarte a tu antigua casa, ahora bajo el agua, para grabarte… sí, costó convencerlos”. Pero lo lograron, y empezaron a coleccionar recuerdos de otros, emocionándose con cada uno de ellos. Grabaron todo entre 2011 y 2012, y a finales de 2012, con un cantidad ingente de material sin ordenar, se une al equipo el periodista chantadino Afonso Eiré, "Pucheiro", que escribe un guión que parece redactado siguiendo la cadencia del río que era el Miño antes del salto.

"Pucheiro" hizo una investigación exhaustiva que recogió en su libro Belesar, o orgullo de España. Al no haber datos oficiales, se recorrió todos los pueblos, desde Chantada a Portomarín, buscando las aldeas hundidas bajo el río. Fueron 26, según esta lista oficiosa.

Fue un rodaje muy emotivo, tanto que entre los protagonistas del documental y el equipo técnico se ha creado un vínculo irrompible, y todos terminaron llorando juntos tras el estreno de Asolagados, el 14 de agosto de 2013 en Chantada. Eduardo, Antonio, Luisa, Segundo, Aurora, Machina, José Ramón, Fernando, Fidelina y Evangelina son los nombres propios de Asolagados. A través de sus lágrimas y sus recuerdos vamos descubriendo que a muchos la expropiación los dejó más pobres de lo que eran… aunque algunos esperaron más y sacaron más dinero. Algunos cuentan que el agua les pilló en la cama, porque como “el agua subía y bajaba no pensamos que se fuese a llenar tan pronto”. Sí, subía y bajaba porque “Belesar fue un experimento”, explica David Vázquez: “No iba a ser tan grande, pero al ver el sitio decidieron construirlo con doble bóveda de curvatura, y fue la primera vez que se hizo, así que cuando lo terminaron, convertido en el segundo embalse más grande de Europa, llenaron y vaciaron durante mucho tiempo hasta comprobar que aguantaba”.

La compensación económica que dejaron los embalses en estas tierras no fue mucha: unos años de salarios a los trabajadores de las presas, el dinero de las expropiaciones… y, recientemente, una compensación en forma de inversiones de la Deputación de Lugo, auspiciadas en Chantada por Fenosa, la empresa que explota el salto de Belesar. El embalse se inauguró en 1963, y estas inversiones se hicieron entre 2007 y 2011.

Asolagados se ha proyectado ya 26 veces desde su estreno, en agosto de 2013, la mayoría en Galicia, pero también ha llegado a Madrid. Además, se ha exhibido en varios festivales, así que se ha podido ver en Alemania, Portugal, Estados Unidos, Colombia e Italia. Todavía sigue proyectándose, “nos lo siguen pidiendo”, explica Cristina López, que avanza que esperan poder comercializarlo a través de copias el año que viene, cuando se calme un poco este boom de proyecciones.

Te puede interesar