EN OURENSE

Hostelería y restauración lanzan un SOS para no vivir “un año perdido"

Rubén Gil, propietario del Tamarindo, delante de su negocio situado en la Praza Maior (XESÚS FARIÑAS).
photo_camera Rubén Gil, propietario del Tamarindo, delante de su negocio situado en la Praza Maior (XESÚS FARIÑAS).
Preocupa la falta de información sobre una futura apertura y las reformas necesarias para ejercer su labor con seguridad

Las persianas continúan bajadas en los restaurantes y cafeterías. Lo están desde el 14 de marzo. Más de un mes con la actividad parada, sin excepciones salvo aquellos negocios que tengan un reparto a domicilio. Los menos. Eso les duele, al bolsillo y a la moral. Pero también les afecta la incertidumbre, el no saber ni la fecha ni la forma de su vuelta. Se habla de plazos. Los más optimistas dicen que quizá puedan hacerlo en tiempo de terrazas. Otros, no se sabe si más realistas o pesimistas, afirman que habrá que esperar a la época de los turrones. Ellos quieren (y necesitan) abrir, aunque no a cualquier precio, lo tienen claro. 

Conectado permanentemente con ámbito autonómico y nacional de la restauración y el turismo está Ovidio Fernández, presidente de la Federación de Hostelería de Ourense. Su teléfono no para. Las llamadas de asociados preocupados son continuas. "Es tanta la crispación y las dudas... Que arranquemos. Como sea, pero que arranquemos. Si supiéramos que mejor o peor hay una regulación para este tema a partir de la cual se pueda trabajar... pero es que no la hay. Estamos sin reglas de juego", lamenta.

Desde la federación hostelera confían en una apertura que permita salvar, al menos, una parte del periodo estival, tradicionalmente uno de los pilares de la temporada. Sería catastrófico que se perdiera todo el verano. "Si atendemos a los estudios y las estadísticas, ya está perdido el 50%. La otra mitad puede ser o no aprovechable. Esa es la incógnita. En el BOE no se está publicando ninguna respuesta a las preguntas que tenemos. Estamos en una situación de ' impasse' brutal", lamenta Fernández.

Pero son conscientes de que las perspectivas no son buenas. Se trata de abrir y la forma de hacerlo. La crisis sanitaria está provocando y provocará un cambio en los hábitos sociales. Hostelería y restauración parecen un sector especialmente sensible a esa modificación de comportamientos. "Habrá muchos negocios, pequeños, que no abrirán más. La vida nos ha cambiado mucho. Miedo a la gente, miedo a estar juntos, a compartir ese entrañable mundo de las cafeterías y los restaurantes... Es muy duro. El que tenga una cafetería o un restaurante pequeño, tendrá muy difícil adaptarse a esas normas de seguridad. Con tres clientes se colapsaría el mostrador ya. No es operativo. Si esto lo convertimos a dinero en caja, la diferencia es notable. Además, limpieza, desinfección, geles... Esto se tendrá que estudiar minuciosamente para tener claro cómo se va a legislar. Si va a haber cierta flexibilidad o si se va a poner a los negocios contra la espada y la pared".

Los responsables de esos negocios repiten una palabra por encima del resto: incertidumbre. Pasan los días y echan en falta un plan de acción gubernamental ante una situación que consideran de máxima dificultad.

Sin avances

"Lo que hay es una falta de información muy grande. Existe mucha incertidumbre en el sector porque no nos dan respuestas mientras el tiempo continúa pasando. Lo estamos llevando con mucha resignación", apunta Miguel Ángel Fernández, encargado de la cafetería Anduriña.

Sabe que abrir forma parte de la solución, pero esta  tendrá que ser completada con una serie de medidas que consigan hacer que los clientes crucen sus puertas de nuevo. Y lo hagan sin temores y con confianza, otra de las palabras "estrella" que resume a situación. "Tendremos que extremar las precauciones. Hacer aún más hincapié en la higiene y limitar el aforo para que la gente mantenga la distancia. No sé de qué forma , tendremos que quitar mesas. Espero que la terraza ayude en este aspecto, que siempre tienes más espacio".

Desde el corazón de Ourense, en la Praza Maior, Rubén Gil es el propietario del Tamarindo y comparte la preocupación con muchos colegas hosteleros. "Dependerá de como procedan con el tema de las aperturas. Hablando con compañeros del sector, quizá sea preferible retrasar un poco la apertura y hacerla al 100% que abrir a medias con menos aforo, menos ingresos y los mismos gastos. Te quedas sin liquidez. Las medidas que piensan tomar todavía no sabemos cuales van a ser".

En su cabeza, entre tanta preocupación, ya fluyen las primeras ideas para adaptarse lo mejor posible al nuevo escenario. "Hostelería y turismo parecen los sectores más perjudicados en esta situación. Todos estamos tocados. Habrá que renovarse para redirigir el negocio. Fomentar ideas nuevas, ser creativo y llegar a toda la gente posible. Llegar a sus casas. Quedarte en un modelo de negocio si la gente no te viene, es cavar la propia tumba", señala Gil 

El temor está ahí. ¿Cómo se comportarán los clientes cuando llegue el momento de la apertura?. "Primero hay que ver si el consumo se sigue manteniendo. El empleo también ha sido mermado. Lo importante es comer y el resto serán añadidos. Lo que yo creo que deben hacer los gobernantes es asesorarse bien con gente del sector, especializada y que conoce el día a día. A partir de ahí, tomar decisiones".

Limitación de recursos

Las preocupaciones llegan también a los municipios de la provincia. Carlos José Torrisco es el propietario de la Casa Rural Vilaboa, a las puertas de Allariz. "El futuro se ve oscuro. Las perspectivas son que no abramos hasta dentro de bastante tiempo. Y el problema que vamos a tener es que muchos restaurantes pequeños, con 40-50 plazas, van a ver reducido su aforo casi una tercera parte cuando regresen a la actividad. Y eso representará una tercera parte de beneficios, una tercera parte de personal... En ocasiones no será ni rentable volver. Este año, creo yo, que se ha perdido totalmente. Lo veo negro". 

Buena parte de su volumen de negocio llega gracias a las celebraciones. Comuniones y bodas están a la vuelta de la esquina y, en su calendario particular, ya ha comenzado a haber aplazamientos. "Tengo bodas para julio y agosto y todavía no sé qué voy hacer. Tengo comuniones para el 30 y 31 de mayo. Yo estoy convencido de que no las voy a hacer porque no permitirán la apertura. Todo está tan liado, tan oscuros... No tenemos claro nada. Si ahora me dices de abrir el 1 de agosto, yo pregunto en qué condiciones lo hago. No sabemos si va a venir la gente. Esa es la gran pregunta".

Desde la Federación de Hosteleros de Ourense aportan estimaciones sobre el impacto que la crisis del coronavirus 10.68.100.136-archive-2010-03-26-mg_3055puede dejar en el sector. "Tenemos ERTEs a patadas, despidos, negocios que no quieren abrir. Nos solicitan que reclamemos al Gobierno que posponga impuestos. Tenemos gente con hipotecas, que tiene problemas para salir. Estamos muy preocupados. Tenemos un montón de negocios pequeños que tienen un problema: si abro y funciono, vivo. Si no abro y no funciono, no vivo. Hay  casos que tienen un colchón que les permite aguantar más tiempo, pero la mayoría no. Si no abren, a lo mejor no abren nunca más.  A nivel nacional se estima que por esta crisis pueden desaparecer 40.000 bares. A Ourense le tocará una parte", anticipa el presidente de la entidad, Ovidio Fernández.

El difícil presente se da la mano con un futuro incierto que, para no pocos profesionales, puede ser aún más duro. Son conscientes de que, a diferencia de otros sectores, no podrán abrir con relativa normalidad. Las medidas a tomar afectarán de forma directa a la caja. "En un restaurante se puede funcionar una mesa sí, otra no. Hay quien ha solicitado que si tiene un aforo de 100 personas, pueda abrir con 30. Pierdo 70, pero por lo menos no pierdo todo. Esa filosofía está puesta encima de la mesa. Pero esto no está autorizado de momento. Son ideas de los propios hosteleros. Aquí la clave es la incertidumbre. Esto puede provocar que los nervios salten por los aires. Pasan los días y no hay noticias".

Se trata de un problema nacional que exigirá soluciones y responsables nacionales. Pero toda ayuda en bienvenida. También en los Concellos. En esa línea, el alcalde de Ourense, Gonzalo Pérez Jácome, se reunió con representantes del sector hostelero de la ciudad en un encuentro al que acudieron Javier Outomuro, en representación da Unión de Hosteleros de Ourense (UHO), y Miguel González, de Cociña Ourense.

Los miembros de estos dos colectivos le trasladaron al alcalde una serie de peticiones relacionadas con el ámbito municipal, como fueron el caso del calendario fiscal, el pago del IBI, la ocupación de la vía pública para la colocación de terrazas, así como las relativas al abastecimiento de agua y vertidos de aguas residuales.

Medidas que, esperan, no se conviertan en cuidados paliativos. Restauración y hostelería quieren volver. Con seguridad y con fuerza. Y para ello reclaman un plan que les guíe a través de la incertidumbre. Saben que tendrán que adaptarse, que cambiar sus modelos de gestión potenciando elementos como la venta a domicilio (lo saben el la Plaza de Abastos)  Información y acción parecen las claves para un sector que no lo está pasando bien y que no quiere pasarlo peor en un futuro cercano. El mensaje está enviado y ahora esperan a que la respuesta no tarde en llegar.

Ovidio Fernández (Federación de Hostelería): "Necesitamos una normativa. Estamos sin reglas del juego"

El presidente de la Federación de Hostelería echa en falta medidas concretas para regular el regreso a la actividad. "Sabemos que habrá que adaptarse al aislamiento y la distancia entre persona y persona. Pero eso impedirá trabajar con normalidad. ¿Cómo se regula eso? Ese es el tema. Y todavía no se están dando los pasos necesarios para resolverlo".

Carlos José Torrisco (Casa Rural Vilaboa): "Nuestra capacidad de trabajar puede quedar muy limitada"

Desde la zona rural, Carlos José Torrisco "Yo soy de los de ver el vaso medio lleno, pero en este caso no veo claro el futuro. Nosotros tenemos un salón principal con permiso para 135 personas Si me reducen el aforo a una tercera parte me quedo con 40. No vas a limitar mucho. En nuestro caso vivimos de esos banquetes amplios, no del día a día".

07.12.12.ALLARIZ.CASA.RURAL.VILABOA.PROPIETARIO.CARLOS.JOSE.TORRISCO.

Miguel Ángel Fernández (Cafetería Anduriña): "No se ha avanzado nada con respecto al día 14 de marzo"

Las cafeterías de la capital ourensana también viven con preocupación una situación que se va ya por encima del mes y no tiene visos de solucionarse. "En este sector se vive con mucha incertidumbre. No se nos comunica nada y no veo que se hayan planteado medidas o soluciones desde que comenzó el estado de alarma", señala el encargado de la cafetería Anduriña.

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