La incertidumbre, el nudo que más aprieta

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Mirando sus cuentas bancarias para ver si se actualizan con una alegría, trabajadores afectados por un ERTE lamentan los retrasos burocráticos y echan en falta respuestas a sus muchas preguntas.

Son el último eslabón de la cadena productiva. O el primero, según se mire. La crisis económica derivada de la sanitaria promete ponerlos aprueba. Otra vez. Autónomos, pequeñas empresas y trabajadores tratan de sobrevivir entre la incertidumbre, la burocracia, la falta de ingresos y la sobra de gastos. Son 16.666 los salariados que, a día de hoy, están afectados por un ERTE en la provincia. La mayoría de ellos, eso sí, siguen sin cobrarlo. Los días pasan, los plazos no se cumplen y las situaciones se complican.

"En diciembre me fui vivir solo y, sí, menudo comienzo de año", apunta Carlos Otero. Él es uno de los empleados de hostelería que se han ido a casa de forma temporal en un sector especialmente sensible a la crisis. Cada uno con una situación personal diferente, que puede ofrecer más o menos respiro. "En mi caso, todavía no me han ingresado nada. Y tampoco tengo muy claro cuando lo van a hacer. Mientras, los gastos siguen. Alquiler, luz, agua, el 'lujo' de comer...", ironiza el joven ourensano.

Hace hincapié en la palabra "sobrevivir". Por el momento el tiempo juega a su favor, pero la amenaza de una situación prolongada le preocupa. "Tengo 26 años y una trayectoria laboral que tampoco me ha permitido ahorrar una barbaridad. Este mes, aguanto. Pero si la cosa se prolonga tendré que tirar de la ayuda de mis padres. No queda otra", avanza.

Héctor Fernández es fisioterapeuta en la Clínica Casiano y paga alquiler. Vive con su pareja, enfermera y esencial, mientras espera cobrar la prestación por el expediente de regulación temporal de empleo en medio de más confusión que información. "No han ingresado nada. De hecho, no dieron luz verde a ERTE hasta la semana pasada, cuando se había solicitado a finales de marzo. Tardó casi tres semanas. La situación se lleva mal por la incertidumbre de no saber cómo y cuándo serán los pagos. Cada persona con la que hablaste cuenta una historia diferente. En mi caso, tengo un alquiler. Hay unos ahorros que van ayudando, pero se nota, obviamente".


Agravios comparativos


Su compañero Alberte Pavón tiene un respiro mayor, ya que vive con sus padres. Aún así es otro de los pacientes que espera ver en su cuenta un símbolo + lo antes posible. "Uno se siente bastante desamparado y lo que más pesa es la incertidumbre. Sería hasta mejor dar un plazo más largo y verídico y no generar frustración. Ves como a los grandes clubes de fútbol le aprobaron los ERTES a los dos días. Como siempre ocurre, el pez grande come al pez pequeño".

En su mensaje, poca sorpresa. Más bien la constatación de una realidad que queda al descubierto cuando la situación se pone aún más complicada."Ya podemos estar acostumbrados a que la gestión de las instituciones públicas no sea la mayor de sus virtudes, pero en crisis así todavía se pone más en evidencia".

Momentos para mirar la cuenta y esperar el ingreso que se resiste a llegar. Conscientes de que era una situación inesperada, confían en que, tras el shock inicial, el sistema responda. Va con retraso. Un tiempo que es oro para unos trabajadores que quieren resolver su presente y pensar en su futuro.

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