Ahora sí los costes de los alquileres de los negocios —sobre todo comercio y hostelería— son difíciles de asumir. Consecuencia: proliferan las peticiones de rebajas o moratorias en el pago de las rentas de los locales. Durante la primera fase del estado de alarma, con todo cerrado, hubo arrendadores que condonaron las deudas. Luego, con la desescalada, se recuperaron en parte, "pero desde hace quince días las peticiones de aplazamiento de pagos se suceden, y eso que los meses de junio, julio o agosto fueron razonablemente buenos", dice Ramón Fernández, portavoz de la Asociacion Profesional Ourensana de Agentes Inmobiliarios (Proagi).
Las nuevas restricciones, las limitaciones a la movilidad y el cierre de la hostelería hacen muy difícil mantener la rentabilidad de algunas actividades hosteleras o comerciales. El impacto de la crisis del covid no distingue zonas, ni barrios ni centro. Juan Romero, de la Cafetería Milucho, en la calle del Paseo, ha encontrado sensibilidad en el propietario del local que le tiene alquilado "y ya en la primera fase de la pandemia, en marzo, no tuve que pagar mientras estuve cerrado".
También ha encontrado esa sensibilidad Jorge Bernárdez, comerciante de la misma calle, con la propiedad del local que tiene arrendado: "Se ha portado bien conmigo, reduciendo el importe del alquiler y eso me ha permitido ajustar los gastos en estos momentos tan difíciles". Invita "a otros caseros a que puedan hacer lo mismo con sus inquilinos", si bien reconoce que "habrá propietarios que viven de esas rentas". Mientras, espera que la situación de la pandemia "revierta cuanto antes" y que la administración sea lo suficientemente diligente para resolver las ayudas que están aún pendientes.
La renegociación de los contratos de alquiler es un hecho y los que se firman en las últimas semanas "incluyen la denominada cláusula covid", dice Juan Carlos Moreiras, presidente de la Asociación de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria. ¿En qué consiste este condicionante? Facilita que un inquilino pueda abandonar la propiedad que tiene alquilada y resolver el contrato de alquiler sin que eso presuponga una penalización. Y, lógicamente, el propietario pasa a tener a su disposición su local o piso para ponerlo de nuevo en alquiler.
Con acuerdos
Moreiras aclara que las nuevas condiciones se están produciendo "con buen entendimiento entre inquilino y propietario" y que, salvo raras excepciones, "no se está produciendo una judicialización, sino que hay buena fe y entendimiento".
Sobre la mesa del presidente de la Asociación de Propietarios de Fincas Urbanas, Pedro Seara, también se van situando las peticiones de renegociación de contratos de alquiler de locales comerciales. "Hay que convivir con esta situación, no queda otra", asume. Confirma que hay rebajas en los importes de los arrendamientos que pueden llegar hasta el 50%, un porcentaje con el que coincide Juan Carlos Moreiras. Seara entiende la situación, pero también hace notar que "los propietarios tienen que asegurarse algún ingreso, al menos la mitad del importe".
Tanto él como el resto del sector tiene claro que "mientras dure la pandemia" las negociaciones entre inquilinos y propietarios serán constantes. La situación no discrimina zonas porque se ceba por igual en todas ellas, incluso en el centro, que parecía a resguardo de los vientos de las crisis.
Moreiras reconoce que "calles como Santo Domingo, que nunca habían tenido oferta de locales en su primer tramo, en estos momentos hay tres o cuatro locales en oferta". Le consta, además, que en plena calle del Paseo, "se dan reducciones de rentas de hasta el 30%, aunque se negocian caso por caso".
Por la vía del decreto
Pero, como en otras actividades, también en el comercio hay diferencias: los inquilinos de pequeños negocios tratan de capear el temporal y negociar con el casero. En el caso de las grandes cadenas, "lo hacen por decreto", como reconocen en el sector. Pedro Seara indica que las enseñas "incluyen todas las cláusulas" como cambiar las condiciones o no abonar el alquiler en caso de una situación como la actual. El plus de resistencia es menor: el pequeño negocio añade este problema a los otros muchos que debe sortear.