En las escaleras que unen la avenida de Marín con el puente de la avenida de Santiago que pasa por encima, nos encontramos con una pequeña mesa merendero que, visto como está, así como el entorno, no dan apenas ganas de sentarse ahí a descansar unos minutos. Pero es que acercándose todavía más a ella, como le ocurrió al que suscribe el pasado 2 de enero, podemos encontrarnos con jeringuillas tiradas en el suelo y sangre a su alrededor, además de basura por la esquina. Parece que volvemos a los tiempos que parecían ya lejanos en los que la heroína llenaba de jeringuillas parques y plazas de Ourense.
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