Entrevista 10

Joan Herrero, la voz de Los Manolos

Los Manolos actuarán en Ourense.
photo_camera Los Manolos actuarán en Ourense.
Llegan a Ourense tras un reencuentro que les ha devuelto al éxito que vivieron en la década de 1990, cautivando al nuevo público del siglo XXI

Nacieron como grupo en el final de la década de 1980, en Barcelona. Pronto destacaron, primero por su look setentero, con sus pantalones de campana, que luego volverían a estar de moda, con sus camisas … pero también por sus canciones y las versiones de clásicos del pop que renovaban su ritmo con aires de rumba catalana. Los Manolos pasaron del anonimato a la máxima popularidad en un tiempo récord. Herederos de Gato Pérez y de Peret, la suya es una historia singular que nos recuerda Joan Herrero, vocalista en esta formación que el próximo día 21 hará bailar a los ourensanos en el Jardín del Posío.

1. ¿Cómo nacen los manolos?

La mayoría de los componentes del grupo venía del mundo del pop y del rock, nos conocíamos del barrio, uno de los barrios en el que vivían los gitanos catalanes y eso termina marcándote, como a los que viven en Cuba y se les pegan los ritmos de la calle. Y en nuestro caso fueron los ritmos de la rumba catalana. Empezamos a reunirnos cada vez más asiduamente y los sábados por la tarde nos encontrábamos en el local de ensayo y hacíamos jam sessions, nos poníamos a tocar temas estándar. Temas de los Rolling Stone, de los Beatles... tocábamos un poco de todo. Y en medio del cachondeo terminábamos tocando también la música del barrio que era, naturalmente, La rumba catalana. 

2. ¿Cómo es la rumba catalana?

Es un género único. Si la comparas con la rumba flamenca no tiene nada que ver. Es mucho más salsera, tiene influencias caribeñas.

3. En vuestro caso hicisteis una fusión de géneros.

Sí. Cogíamos temas clásicos de los sesenta y los versionábamos en rumba catalana, entre ellos el “All my loving”. Y ya de ahí, cuando llegaron los carnavales siguientes, recuperábamos ropas de nuestros tíos, de nuestros padres, la típica ropa de los años sesenta y setenta, con pantalones de campana y nos vestíamos así, cogíamos cuatro guitarras y nos íbamos al barrio de Gracia y empezábamos a tocar. Pero siempre en plan de mucho cachondeo, de pasarlo bien y nos dábamos cuenta de que empezaba a rodearnos la gente y se sumaba a la fiesta. 

4. ¿Y de ahí?

De ahí pasamos a tocar en locales en directo, que entonces había muchos y hacíamos una mezcla de todo. Y teníamos un amigo que era promotor de conciertos, junto con Seju Monzón, que era el hermano del Gran Wyoming, y tenían entre otros, la exclusiva de Rubén Blades. Un día le dije lo que hacíamos y le invité a que viniera a vernos y alucinó. Llamó a Seju y le dijo: “Oye, tengo aquí unos locos que hacen cosas inexplicables”. Seju le dijo que le mandara un cassette o una maqueta con lo que hacíamos, y mi amigo le contestó que “esta gente no tiene mi maqueta ni nada, pero tengo unas fotos suyas”. Y le mandó unas fotos con las pintas que llevábamos y acabamos tocando en Madrid. La cosa gustó y al cabo de unos meses nos volvió a llamar para fin de año y allá fuimos con aquel look totalmente trasnochado. 

5. ¿Así fue vuestro lanzamiento?

Nos presentó Wyoming, antes de actuar y entre el público había un oteador de esos que tenían las discográficas, en este caso de BMG-Ariola y, a partir de ahí todo fue muy rápido. Al cabo de un par de meses nos llamaron para hacernos un contrato. Cosas que ahora cuando las piensas te das cuenta que eran totalmente disparatadas, porque ni había maqueta ni nada, íbamos vestidos de una forma absolutamente estrambótica. Les parecimos peculiares y sobre todo, yo creo, por la recuperación de la rumba catalana, cuando Peret ya estaba retirado del todo.

6. ¿Cómo fue la grabación de vuestro primer disco?

Fue todo muy rápido. Entre otras cosas porque ya teníamos todas las canciones. Algunas eran propias, otras eran canciones de Peret y estándares en versión nuestra. Entre ellos estaba el “All my loving”. La compañía tenía dudas de cuál sería el single y al final fue “All my loving”. Lo curioso fue que en vez de hacer la promoción por los canales tradicionales, el primer envío a una emisora fue a Radio 3. Y empezó a sonar y a funcionar y fue cuando las radios comerciales se interesaron y ya de repente se escuchaba en todas las emisoras. 

7. ¿Y el éxito vino rodado?

Así es. Es curioso, porque en esto de la música no hay una ciencia exacta para calcular el impacto que puede tener una canción. Una puede ser buena y pasar sin pena ni gloria o, depende del momento y el lugar, convertirse en un exitazo. Y nos vimos en una vorágine, a partir de nada, de ser un grupo de amigos que hacía unas cosas de cachondeo.

8. ¿Fue muy radical el cambio en vuestra vida?

Ya te digo. En ese año estuvimos en treinta y tantos programas de televisión, hicimos más de cien conciertos en cuatro meses. Hasta tal extremo era así que llegamos a pedirle a nuestro mánager que intentara que al menos uno de cada siete días nos lo dejase libre para poder ir a casa. Porque era una gira tan desestructurada, así tan de repente, que íbamos, a lo mejor, de Barcelona a Santiago de Compostela y al día siguiente te veías en Zafra (Badajoz) y al siguiente en León. De León a Andorra y de Andorra a Córdoba. Dormíamos en el autocar. Era una auténtica locura.

9. Y llegaron los juegos olímpicos ¿Qué sucedió?

Pues que ya en octubre del año anterior, nos llaman para hacer un concierto de clausura de los juegos con la música más representativa de Barcelona, que era la rumba catalana, y deciden reunir a tres generaciones: Peret, los Amaya y Los Manolos. Y ahí hicimos un mix, de las tres generaciones, que fue visto a través de televisión por tres mil millones de espectadores. Para nosotros aquello fue… ya te puedes imaginar. Pero no solo eso. Ahí cantamos, entre otras, la versión rumbera de “All my lovig”. Pero también actuamos, en la clausura de los juegos paralímpicos y en la de los Special Olimpic Games. Y en estas dos, lo hicimos en solitario. Y ahí sí, hicimos la versión rumbera de Amigos para siempre, que había compuesto Adrew Lloyd Webber y que habían cantado Sara Brightman y Josep Carreras en los Juegos Olímpicos.

10. Tras las olimpiadas y el gran éxito, vino la separación. Ahora habéis vuelto a reuniros para volver a la carretera. ¿Cómo fue el reencuentro?

Yo creo que fue muy emotivo, porque nos dimos cuenta que seguíamos encontrándonos a gusto y disfrutando de actuar juntos en los bolos que nos iban saliendo, tras el reencuentro que tuvimos con ocasión de una actuación en La Marató de TV3, en la que estrenamos la versión rumbera de “I will survive”, de Gloria Gaynor. El tiempo suaviza todos los desencuentros, todas las discusiones. Y ahora hemos vuelto. Con más años, pero también con mucha fuerza e ilusión. 

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