José López Gil: “Cuando pedí destino, buscaba una parroquia que tuviera luz, carretera y terrenos"

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La iglesia de Santa María de O Pao acoge los actos de homenaje al párroco

La iglesia de Santa María de O Pao, en Gomesende, acogerá esta mañana los actos de homenaje al que ha sido su párroco hasta hace unos meses, José López Gil. A las puertas de celebrar 70 años de sacerdote y con 93 años cumplidos, López Gil se define como el cura más viejo en activo de la diócesis y advierte que tiene cuerda para rato. Su longevidad es un ejemplo más en la provincia más envejecida de España según el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Hoy es un día especial, ¿qué le espera?

Tendremos un misa en O Pao, una iglesia que es un referente en la comarca, y después una comida en A Merca. Vendrá un hermano y ocho sobrinos, además del obispo y los compañeros de la parroquia, vecinos, amigos... Va a ser un día especial.

¿No piensa en la jubilación?

Cuando me canse y no pueda, lo dejaré. Pero de momento estoy bien de salud, soy el cura más viejo de los que están en activo con 93 años cumplidos. Mi mente está bien, solo tengo las piernas fastidiadas, por eso hace un par de meses dejé las parroquias de Quintela de Leirado, A Guía y O Pao. Me he quedado con la de San Lorenzo, que no me da mucho trabajo. Voy los domingos a dar misa y alguna vez entre semana.

Siendo usted de Lugo, ¿cómo acabó en Terra de Celanova?

Llegué de casualidad. Me ordené en el Congreso Eucarístico de Barcelona el 31 de mayo del año 1952 con otros 800 sacerdotes del mundo entero y, antes de llegar aquí, estuve varios años en distintas parroquias de Zamora, Pontevedra y Ourense. Hice uno de los últimos concursos, antes pedíamos lugares que tuviesen carretera, luz y diestro -terrenos adyacentes a la parroquia- y a mí me dieron San Lorenzo de Fustáns. Llegue en octubre de 1959.

Echando la vista atrás, ¿cuál es su mayor orgullo?

Me quedo con el cariño de la gente en lo personal y, en lo profesional, el Santuario de A Guía. Cuando llegué no tenía más que una capilla y un sendero. Trabajé 40 años para construir el cementerio, el acceso desde la carretera, la explanada y el muro de contención, arreglé el tejado de la iglesia,... y, lo más importante, logré hacer de A Guía un centro de devoción mariana a nivel comarcal, al que cada año vienen devotos de todas partes de Ourense y de Portugal.

¿Alguna vez ha dudado de su vocación a lo largo de estos años?

Hoy hay muchos caminos que escoger, pero antes no. Aunque yo sentí la vocación desde pequeño y siempre digo que si volviera a nacer, me haría sacerdote de nuevo.

¿Qué consejo le ha dado a su sucesor?

Únicamente le dije que sostuviera lo que yo le dejo, porque materialmente está todo hecho, y que haga de la parroquia una familia. Eso les diría también a los jóvenes sacerdotes, que se entusiasmen con la gente que hay en las parroquias y así se sentirán felices.

Parece que la profesión no está muy en auge, ¿por qué no hay relevo?

No hay sacerdotes porque no hay niños. Antes en los pueblos había familias numerosas y era un orgullo que un hijo ingresara en el seminario. Ahora los matrimonios solo tienen uno, ¿cómo va a haber devoción?. Pero la falta de relevo generacional no es solo un problema de la iglesia, sino de la sociedad. Si las parroquias se quedan sin sacerdotes, desaparecerán las parroquias, pero también los monumentos artísticos que hay en ellas y también esa importante labor social que hacemos los párrocos en el rural. 

Cuando yo llegue a esta comarca, en la parroquia de Santa María de O Pao había 2.700 habitantes; más de lo que hoy suman los concellos de Gomesende, Pontedeva y Quintela de Leirado juntos. Antes en la parroquia nacían 50 niños al año, hoy no hay gente y los pueblos se mueren.

¿Qué le provoca todo esto?

Una pena enorme. Antes la gente trabajaba las tierras, los pueblos estaban llenos de vida. Hoy, habrá más servicios y medios económicos, pero viven peor porque no hay trato social, no hay familiaridad, nuestros mayores viven solos.


La provincia más vieja tiene la esperanza de vida en los 83,80 años


En la provincia más envejecida de España, según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), no es de extrañar ver casos como el de José López Gil. Los datos referidos a la esperanza de vida que manejan en el Instituto Galego de Estatistica (IGE) hablan de una media de edad de 83,80 años en el caso de la provincia, siendo 83,12 la media gallega. 

En Ourense la media de edad supera los 50 años (50,97 años para ser exactos), frente a los 43,13 años de media estatal. Algo más lejos quedan el resto de las provincias gallegas con Lugo a la cabeza (49,69 años de media), seguida de A Coruña (46,71) y Pontevedra (45,29). Por sexos, las mujeres tienen la edad media más elevada (51,04), frente a los 48,73 años de los hombres. Desde el IGE apuntan que el porcentaje de población de 65 años o más aumenta cada año, representando el 24,9% de la población en el año 2018 (último de referencia) y las previsiones son que se situará en el 31,4% en 15 años.

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