crónica

La maldición de Infesta

Los vecinos de Infesta se enfrentan los desperfectos de la tormenta cuando aún no han olvidado los duros momentos que vivieron en el 2005. Entonces el fuego obligó a evacuar el pueblo tras calcinar la iglesia y varios inmuebles.

Infesta es un pueblo con encanto, situado en un valle entre dos empinadas laderas. Por una de las montañas discurre la N-525, formando lo que se conoce como la pendiente de As Estivadas, que ligó el nombre del pueblo a los accidentes de tráfico. "O coche foi parar a Infesta", se solía escuchar entre los vecinos de la comarca de Monterrei cada vez que se registraba un siniestro.

El vecindario, solidario, escaló a pie en numerosas ocasiones la ladera para auxiliar a los heridos en cada siniestro, el más grave, también a principios de julio de 1987, cuando se despeñó un autobús, falleciendo 38 vecinos de un pueblo de Huesca que regresaban a casa tras una excursión por Galicia. Los vecinos aportaron todo lo que tenían disponible, hasta el último gramo de esfuerzo. 

La puesta en funcionamiento de la autovía A-52, redujo sustancialmente los siniestros, pero la ladera mantiene el pueblo ligado a las desgracias, como si de una maldición se tratara. 

Los vecinos arreglaban ayer los desperfectos que provocó la riada, que arrastró desde la montaña piedras, troncos, tierra, recordando los duros momentos que vivieron en el 2005. "Só saímos nos medios de comunicación por desgracias, non por cousas boas", lamentaba el presidente de la asociación de montes en mano común, Manuel Rivero. Entonces no fue el agua, fue un incendio que obligó a evacuar a los vecinos tras calcinar por completo la iglesia parroquial –fue reconstruida  y reabierta de nuevo en el 2008 tras una inversión de  250.000 euros– y varios inmuebles.

Las llamas llegaron al pueblo a través de la ladera por la que discurre la carretera N-525 dentro de una oleada de incendios que registró entonces la comarca de Monterrei. "O lume paseouse polo pobo, chegou as mesmas vivendas", añadió el presiden de los comuneros, que ayer formulaba dos peticiones  de forma urgente a las autoridades políticas. La primera, que desbrocen el monte afectado por el incendio en el año 2005. "A maleza e arboleda chega ata o pobo. Moito do terreo son fincas particulares que os donos no limpan. De rexistrarse un lume, volvemos a estar no mesmo problema do 2005", apuntó.

El otro encargo es que adecenten de una vez por todas el río Rubín para disfrute de los vecinos y evitar que vuelva a desbordarse en caso de otra tormenta. También reivindicó ayudas para  paliar daños. 

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