Opinión

La prisa, según

La prisa y la mecha casi nunca coinciden en el mismo espacio político. La oposición tiene frío, el que gobierna el mechero y el fuego sigue sin prender mientras discuten sobre la hora más conveniente. Ocupar el Gobierno central y estar en la oposición en Galicia tiene que resultar desquiciante, casi tanto como mandar en los dos lados y justificar decisiones que no favorecen al territorio que representas. Lo sabe bien el portavoz parlamentario del PPdeG, Pedro Puy, liberado ahora para defender la negociación del traspaso de la AP-9 a Galicia en la comisión mixta sin necesidad de esperar al debate en el Congreso que el Gobierno de Mariano Rajoy vetó hasta en tres ocasiones; o para urgir al Ejecutivo de Pedro Sánchez la recuperación del pazo de Meirás en manos de los descendientes del dictador Francisco Franco.

También lo padece en estos momentos el portavoz parlamentario del PSdeG, Xoaquín Fernández Leiceaga, cuyas intervenciones instando a retirar el rescate de la AP-9 de la ley o reclamando tiempo para que Sánchez active el proceso de devolución de Meirás –en vez de sumarse abiertamente a la propuesta de una declaración institucional en la Cámara gallega formulada por el BNG para menear el avispero– podrían haber salido de un representante de los populares gallegos antes de la moción de censura que tumbó a Rajoy.

Mientras Francis Franco parece pasar de lo que hagan con "la momia", como llamó a su abuelo, se apresura para dificultar el proceso de devolución del pazo vendiendo la parte de su herencia a una sociedad de su propiedad. El Gobierno central ha aprobado el decreto con el que espera sacar al dictador del Valle de los Caídos antes de fin de año y el gesto está bien, pero Meirás tampoco puede esperar.

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