Opinión

La vida en línea

Hay épocas en las que el lagrimal se descontrola sin motivo y noches en las que el ánimo se pone de saldo sin avisar. La saturación de estímulos para  sumarse a la felicidad colectiva puede producir anticuerpos cuando se soporta en soledad. Hay avisos que refrescan la fragilidad del hilo que nos mantiene unidos a este mundo, como una visita a un comedor social con el estómago lleno. Hay loterías a las que es mejor no ganar. Un comunicado del Teléfono de la Esperanza de Galicia recuerda que al otro lado de sus líneas (981 519200/717 003 717) habrá voluntarios las 24 horas tanto en Nochebuena como durante todas las fiestas navideñas dispuestos a escuchar al que necesite hablar. 

Este servicio también tendrían que anunciarlo en las pantallas de las autopistas que nos advierten de que alcohol y conducción combinan mal y en los luminosos que anuncian los eventos de las ciudades. En las temporadas de vacaciones el foco de la precaución se sitúa en la carretera, pero la soledad y la depresión son curvas difíciles de trazar. 

El Instituto Nacional de Estadística recoge en su informe de 2018 que el año pasado se registraron en Galicia 162 muertos en accidentes de tráfico (123 hombres y 39 mujeres). Cada accidente agita la cautela al volante, al menos hasta que perdura el impacto de la imagen. 

El INE también señala en el estudio un dato que hasta hace unos años se silenciaba para evitar que actuase de espoleta en un momento de desesperación. El número de defunciones por suicidio o autolesiones en Galicia ascendió a 274 (192 hombres y 82 mujeres). La vida puede depender de una conversación. Reconforta saber que  al otro lado de la línea hay gente generosa para que todas las noches sean buenas. 

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