Listeriosis

Leche cruda y derivados, carne cruda o mal cocinada, verduras crudas, embutidos, patés o quesos frescos o poco curados son algunos de los alimentos que exigen un control especial

Una vez más, desafortunadamente, una enfermedad provocada por un alimento en mal estado se ha puesto de actualidad después de varias decenas de casos de personas afectadas por la ingestión de carne mechada contaminada con Listeria monocytogenes, bacteria de características muy especiales que le permite sobrevivir en medios ricos en sal y con temperaturas que oscilan entre 1 y 45 grados centígrados. Está considerada como una zoonosis, una enfermedad infecciosa que puede transmitirse desde los animales al hombre. Por ello, ante el posible riesgo de contaminación, la lista de alimentos que exigen un control y vigilancia especiales son la leche cruda, los derivados elaborados con este tipo de leche, la carne cruda o mal cocinada, las verduras crudas, los embutidos, los patés y los quesos frescos o poco curados. 

Desde aquí nuestra advertencia sobre la promoción de consumo de leche cruda y derivados, que algunos proponen como más natural y saludable, aún así causa de potenciales problemas para sus consumidores. Los expertos sanitarios conocen bien estos peligros, pues la Listeria es responsable de las infecciones alimentarias más graves, con una mortalidad del 20 al 30%, que podría alcanzar incluso el 70% entre los más frágiles: niños, embarazadas, ancianos y pacientes inmunodeprimidos. Sus síntomas son variables, desde casos prácticamente asintomáticos, que pueden confundirse cuadros intestinales inespecíficos, hasta las formas más graves con neumonías, meningoencefalitis, endocarditis y septicemia. 

Capítulo aparte merecen las mujeres embarazadas, porque pueden transmitir la infección a sus hijos. La listeriosis provoca abortos espontáneos, muertes fetales, partos prematuros e incluso infecciones mortales de los recién nacidos. Por si fuera poco, su periodo de incubación es largo, unas 5 semanas, hecho que dificulta en muchas ocasiones el rastreo de la fuente de contaminación alimentaria. No ha sido éste el caso protagonizdo por la empresa sevillana Magrudis, responsable de la intoxicación de casi 200 personas y más de 100 hospitalizados, por la incorrecta elaboración de su carne mechada. Poco a poco se han ido descubriendo una serie de irregularidades cometidas por sus responsables y que han tenido como resultado un grave problema de salud pública. Los análisis posteriores realizados por las autoridades sanitarias descubrieron la presencia de la bacteria en máquinas, carros de enfriamiento y diversos utensilios de cocina. 

Para nuestra tranquilidad, cada día se elaboran toneladas de alimentos para nuestro consumo, en empresas que cumplen rigurosamente los controles sanitarios y de calidad exigidos por la legislación vigente. Desde las administraciones públicas, centenares de profesionales se preocupan concienzudamente de que así sea. Pero, en algunas ocasiones, la irresponsabilidad de algunos convierte en vanos todos estos esfuerzos. Tampoco hemos de olvidar que en todo este berenjenal, como en otros aspectos de la vida, unos cardan la lana y otros se llevan la fama. También las bacterias patógenas, obligadas sobrevivir a costa de nuestra salud.

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