Opinión

Los abuelos

Alo largo de esta tan sufrida pandemia hemos oído de todo. También contradicciones y algunas barbaridades que claman al cielo. Algunos de forma clara y directa, y otros de manera muy sibilina han dicho cosas sobre los abuelos que debieran ser de juzgado de guardia. Afirmar que deben morirse los ancianos porque no trabajan es de lo más duro que hemos oído. ¡Estorban loa viejos en este mundo capitalista basado en el tener! Tristísimo. Tengo la suerte de ser capellán de una residencia de ancianos desde hace 28 años y las experiencias que poseo me llevan a afirmar que deben ser en la sociedad lo más mimado, lo mejor tratado y el referente claro para las generaciones actuales.

Porque por diversas causas, fruto del ritmo de vida actual, algunos hijos llevan a las residencias de ancianos a los abuelos. Esto a lo sumo es un mal menor porque otra solución muchas veces es difícil. Pero tiene que ser un toque de atención a las conciencias de cada uno ya que muchas veces la situación económica les permite la atención en casa, así de claro. Recuerdo un caso de un célebre médico ourensano que hizo lo imposible por meter a su madre en una residencia y, una vez allí, nunca más volvió a verla cuando pasaba al lado en sus idas y venidas a Madrid. Muy lamentable.
Porque cada uno de nosotros somos lo que somos gracias al esfuerzo, muchas veces heroico, de los padres que nos criaron y educaron. Puedo hablar en primera persona después de cuidar en casa a tres familiares que ya habían perdió el sentido, su cabeza ya estaba en otra galaxia pero acabaron sus días en sus casas. Mi satisfacción ha sido grande y lo saben todos los que me conocen.
Hoy, 26 de julio, es la fiesta de santa Ana y san Joaquín, que fueron los padres de la Virgen María y abuelos de Jesús. Si recorremos la iconografía vemos la imagen de Santa Ana enseñando a su Hija y a su Nieto. Hermosas tallas barrocas que debieran inspirarnos y hacernos pensar.

Por otra parte, la mayoría de los niños de hoy si saben algunas oraciones es porque se las han enseñado con cariño sus abuelos. Le pregunto a los niños si van a misa los domingos y más de uno me responde que solo cuando van al pueblo y los lleva su abuela a la parroquia. ¿Renuncian los padres a esta tarea fundamental? Es para mí un interrogante aun cuando lo tengo muy claro.
Por eso es un día grande, como lo es para mi curso del seminario que en tal fecha como hoy cumplimos 49 años de sacerdocio. Ninguno de aquellos que nos ordenamos tal día como hoy ha dejado un ministerio que ejercemos en muy diversos lugares, tanto en la diócesis como en misiones, donde están dos de ellos, con nuestros fallos, pecados y también alguna virtud. Un jornada también para pedir por tres compañeros que ya nos han dejado y desde el otro mundo nos acompañarán. Berardo, Manuel y el monje de Oseira José Luis han sido llamados a la casa del Padre en estos últimos años. Están lejos en la distancia pero siguen muy cercanos en nuestro corazón. Que santa Ana y san Joaquín cuide de ellos sin olvidarse, por supuesto, de quienes aún estamos aquí.

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