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“Luis Rodríguez Míguez fue un luchador del termalismo"

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photo_camera Mariluz Villar, viuda de Luis Rodríguez Míguez, y Manuel Baltar, presidente de la Diputación de Ourense.

La Diputación entrega el próximo jueves la medalla de oro póstuma al médico del "oro blanco"

La Diputación de Ourense otorgará la medalla de oro a título póstumo al médico e investigador Luis Rodríguez Míguez, considerado el padre del termalismo ourensano. Su viuda, la actriz y periodista Mariluz Villar– colaboradora de La Región–recogerá el galardón en un acto que se celebrará en el salón de plenos del ente provincial, el próximo jueves a las 12,00 horas. Míguez, que falleció en 2016 a los 84 años, era un amante de Ourense y luchó por convertirlo en villa termal. A pesar de ser originario de Santiago de Compostela, desarrolló toda su actividad profesional en la provincia. Aquí le quedaron algunas espinitas clavadas que ahora recuerda su viuda: un gran hotel balneario en As Burgas, el gran sueño de un pionero que vio el potencial más exclusivo de la provincia: sus aguas. Él le llamaba "oro blanco".

"Con este recoñecemento poñemos en valor as importantes achegas de Míguez na investigación e promoción do termalismo contemporáneo, como precursor dos estudos sobre as augas mineiro medicinais e o seu uso clínico", explican desde la Diputación. En diciembre de 2016, diez meses después de la muerte del médico, Manuel Baltar firmó la providencia para incoar el expediente de la medalla de oro. Ana Villarino, presidenta de la Comisión de Termalismo y diputada provincial, fue designada instructora del documento, al que se adhirieron numerosas personas y entidades. Entre esas investigaciones, Míguez destaca por su obra "Estudio Histórico Bibliográfico del Termalismo: principales surgencias de la provincia de Ourense". Es una referencia del termalismo.

"Le dan esta medalla de oro y me emociona muchísimo recogerla en su nombre. Creo que nadie nos debe nada. Yo creo que Ourense le reconoció como el padre del termalismo, hizo que mucha gente se especializase en este ámbito. Él decía que cuando se cumple con el deber, no hay deudas. Él cumplió", relata Mariluz Villar. No es la primera medalla de oro que recibe. Su viuda recuerda el amor que Carballiño le brindó con la medalla de oro. El alcalde, Francisco Fumega, relató tras su muerte que fue un "defensor do Instituto Termal de Galicia no Carballiño, un soño que nunca viu cumprido".

Médico, profesor universitario y escritor, desarrolló una prolífica trayectoria en el ámbito de la salud y el termalismo. Fue miembro del Consello Termal Ourensán, el órgano que avala el cumplimiento del Plan Termal Provincial. Fue jefe provincial de Sanidad de Ourense, director de Saúde da Delegación Territorial de Ourense y director xeral de Saúde Pública, además de profesor de Ciencias en el Campus de Ourense. La UVigo también le otorgó una medalla de oro.

Ingresó en el Cuerpo Médico de Sanidad Nacional en 1973, unas oposiciones duras que lo trajeron a Ourense. "Luchó muchísimo por la hidrología. Luchar, esa es la palabra", puntualiza Mariluz Villar. 


“Soñaba con que los balnearios de Ourense fuesen internacionales"


Luis Rodríguez Míguez ingresó en la Real Academia de Medicina y Cirugía de Galicia en 1999 con un discurso sobre el termalismo, en el que manifestó su compromiso con Compostela, Ourense y O Carballiño. "Él decía que no había ningún lugar con tanta auga mineromedicional como Ourense. Le faltaba una de las aguas. Se fijó en la riqueza de Ourense y creyó que había que ponerlo ante los ojos de la gente. Trabajó como un loco en las aguas mineromedicionales. Amaba tanto Ourense y Galicia...", recuerda su viuda, Mariluz Villar.

"Él anteponía el termalismo médico, el uso de las aguas para curar a los enfermos", explica Villar sobre los intereses de Míguez en los  balnearios terapéuticos. "Era un enamorado de ese oro blanco, como él le llamaba al agua. Soñaba con que los balnearios de Ourense fuesen internacionales", añade.

Míguez llegó a realizar un plano sobre un hotel-balneario para As Burgas. "Estaba concebido para dejarlo libre, solo árboles. Como él entendía un balneario, como lugar para el descanso. Decía que no podía haber un balneario con una carretera al lado", cuenta la periodista.

El profesional era también una persona divertida y ocurrente. "Era espléndido, generoso en las ideas y muy admirado. Con él te partías de risa, era un sabio que te hacía reír. Era delicioso estar con él", dice su mujer. Precisamente dos años antes de su fallecimiento, habían cumplido las bodas de oro. "Estuvimos toda la vida juntos. Éramos un matrimonio que nos apoyábamos mucho", apunta. 

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