Comenzamos por pelar las patatas y tomar una decisión: ¿Las preparamos cocidas (receta canónica)? o seremos tan herejes de tomarla con las patatas fritas? Aunque en la fotografía vemos que las patatas están fritas, vamos a optar por la receta clásica. Así que una vez peladas las patatas, las troceamos y las ponemos a cocer con agua y sal.
Mientras se hacen, troceamos la pieza de ternera que hayamos escogido y cortamos la cebolla en una juliana gruesa y picamos los dientes de ajo. Ponemos al fuego una sartén con el aceite de oliva y en ella la cebolla y el ajo. Cuando empieza la cebolla a ponerse transparente, y con el fuego fuerte, incorporamos la carne que dejaremos dorar, moviendo lo necesario para que se haga de manera homogénea. Sazonamos e incorporamos el vino blanco y dejamos que se reduzca. En ese momento, apagamos el fuego y dejamos reposar un par de minutos antes de espolvorear la mezcla de los pimentones, siempre en una proporción de 3 a 1 de dulce sobre picante.
Las patatas, que ya estarán cocidas para ese momento, las escurrimos y dejamos sin agua un instante al fuego para que pierdan parte del excedente de humedad.
Servimos individualmente en cada plato, primero las patatas y luego la carne richada. Repartimos también la salsa, que no solo cubrirá la carne sino también las patatas.
Ingredientes (para 2 personas con buen diente):
- 500 gramos de carne de ternera (mano, rabadilla... siempre parte jugosa y tierna).
- 2 cebollas medianas.
- 2 dientes de ajo.
- Sal.
- Pimentón dulce y picante (más del primero que del segundo).
- 1 dl de vino blanco.
- 1/2 dl de aceite de oliva.
- 500 gramos de patatas.
Elaboración: 35 minutos // Dificultad: baja