Opinión

María Cofán

La gaviota (Larus michahellis), aunque también se reproduce en el litoral atlántico, tiene una distribución esencialmente mediterránea. La mayor colonia de gaviota (patiamarilla) está en las islas Cíes, de las que grandes cantidades emigran en invierno buscando el clima mediterráneo de la Costa del Sol, donde suelen quedarse indefinidamente.

María Cofán, una delicada ourensana ("Mis alas tengo dañadas por no poder volar, y el corazón se me parte por no poder amar", de su libro de poemas, "A mitad de camino"), como la gaviota, un buen día emigró hacia Marbella, lugar en el que encontró, además de buen clima, el viento favorable a sus ansias profesionales y sentimentales.

María Cofán nació como un delicado brote primaveral un 16 de mayo en Ourense, hija de  Antonia Soto y Camilo Cofán (militar). Vivió detrás del antiguo hospital,cursó estudios en las monjas de Santo Domingo (Sor Sabina), Instituto, piano y violín con Casas Novas para trasladarse a vivir a Santiago, donde su padre fue destinado a Labacolla.

Desde su etapa juvenil, María Cofán desarrolló un universo polifacético, faceta de su carácter que fue una constante en su vida. En Madrid estudió taquimecanografía, oposiciones para Hacienda, esteticista, peluquería, interpretación y arte dramático. Hasta que un día se presentó a un concurso de caras nuevas para el cine y desde ahí, muchas películas, con cortos papeles, pero destacando en algunas  ya de protagonista como: "El ángel esta en la cumbre", El azar se divierte", "Pueblo soñado", "Una bruja sin escoba", con Yefrey Hunter y María Perchi, etc.

En aquellos tiempos María era y tenía una imagen de súper-estrella, en las fotografías de su pagina de Facebook actual se puede apreciar que su carismática belleza se podría comparar y confundir perfectamente con aquellas enormes estrellas de los años sesenta-setenta que tanto significaron en la historia del cine español. Interviene en las series de Jaime de Armiñán en TVE con Fernando Fernán Gómez y Fernando Rey, en "Fábulas", "La familia Colón", "Carola de noche" con Marisol; pero como la gaviota pati-amarilla, María Cofán, fiel a su previsto plan de vuelo, también buscó aquello en lo que siempre había creído, la comunicación de sus inquietudes artístico-culturales a través de la música, la pintura y  su interesante faceta de escritora de cuentos para niños, diez libros con títulos como: "La hormiguita Juana", "El perro que tendía la ropa", "La princesa y el Sapito Encantado", además de una docena de exposiciones y varios discos, alguno con Augusto Algueró, que  conforman la envidiable carrera de una de nuestras ourensanas que siempre me habla, de sus orígenes y de las personas que aquí conoció.

El paso del tiempo ha trasformado la explosividad de María Cofán por una esplendida y serena belleza que, a través de una mezcla de dulce ingenuidad, acentúa sus auténticos gustos y cualidades. No soporta la mentira, ni estar en lugares de fumadores, le gusta el azul turquesa del mar gallego, valora la sinceridad  y  ama la vida y el amor.

Viuda de un medico-cirujano, María Cofán no ha tenido hijos, pero su preciosa casa de Marbella y su vida siempre están llenas de un selecto y fiel grupo de amigos, de los de siempre, aquellos a los que ella cuando tiene ocasión nos habla y cuenta cosas del Ourense, de su niñez, de su diario camino al instituto Otero Pedrayo, del Posío, del lacón con grelos con una tacita de ribeiro. María siempre me dice que ella nunca se fue del todo y que, como la gaviota de las Cíes, ella siempre volará.

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