Arte et Alia

Mark Ritchie fotografía su amor por la Biblioteca Nodal

Dos fotos y cuaderno de notas_resultado

Un año ha cumplido la Biblioteca pública de Ourense. Sita en la explanada posterior al antiguo convento de los frailes de la Orden de San Francisco, con el que forma un amplio claustro abierto. Aquí, en lo que era otrora feraz huerto conventual, viven los muertos en el cementerio municipal. Más ahora, por el norte, en paralelo a su cerca, se halla este jardín cultural, desde antes del día de Navidad de 2019, momento en el que el mundo de los libros comenzó su irradiación hacia el viejo burgo asentado a poniente. Llega así a comienzos de 2021 con el nombre de "NÓS", solemnizado en coincidencia con el nacimiento a fines de 1920 del célebre "Boletín Mensual da Cultura Galega". Su traslado dota de contenido este espacio, conformando así con el Archivo Histórico, principalmente, una acrópolis de conocimiento. En ella luce “Érase unha vez unha Biblioteca”, exposición de Mark Ritchie que es un eco del espacio que ocupaba en el edificio en la calle Concejo, compartido con otros servicios. Durante décadas los libros y los periódicos de complemento, sirvieron para acercarse cotidianamente a centenares de personas. Muchos pasaban horas asentados ante sus mesas investigando o estudiando, acción esta que en tiempos señalados colapsa sus servicios naturales. 

Mark es un fotógrafo que vive entre nosotros desde fines del siglo pasado, con su familia. Estamos cerca, pues compartimos algún amigo común, como Sergio, barrio o parroquia. Como él, ama el surf, el mar y la naturaleza, lo que me une a ambos. De origen australiano (n. Sidney, 1963), sus fotografías de arte para el CGAC o en exposiciones rebosan sensibilidad. Llegó a Europa con veintinueve años, halló su amor ourensano, y ya no regresó a la costa este de Australia, donde su familia y amigos. Tuvo estudio fotográfico mirando al Miño, expuso “Fotografiando escaleras”, 2014, y participó en el Outono Fotográfico con muestras en 1997 “Breunsdorf”, “Imaxenes Galicia”, 1998, o “Encontros” en 1999. “A lo largo de mi vida, he establecido siempre una relación con la biblioteca de los lugares en los que me he asentado” afirma Ritchie quien, entornando los ojos, añade a su reflexión, “las bibliotecas han tenido una presencia constante en mi vida”, y “La Biblioteca Nodal de Ourense no ha sido una excepción y formó parte de mi vida cotidiana desde que llegué a la ciudad”. Con su traslado, desde lo que fue en tiempos antigua Alameda del Concejo, de un extremo de la ciudad a San Francisco, quiso captar con su réflex y sus queridas analógicas Hasselbald 500CM y Toyo View 45A el aroma de algo así como la emoción que le vinculó con un espacio, y le fidelizó desde los saberes y el idioma a una tierra, muestra una exposición delicatessen basada en ese encanto sutil que emana de su interés por un oasis de silencio y conocimiento, de acceso libre y gratuito, pétalos de la hermosa y delicada flor que es cualquier biblioteca. Es una expresión de amor, el sentido de pertenencia que conecta lo colectivo y lo personal. En B&W. 

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