ECONOMÍA

Más de 1.700 hogares ourensanos ignoran la crisis y viven de rentas

Las propiedades inmobiliarias en alquiler en zonas estratégicas permiten vivir sin trabajar o recibir ganancias importantes

No son un número cuantitativamente importante, pero sí lo son desde el punto de vista cualitativo. En unos 1.700 hogares ourensanos se vive de rentas, es decir, los ingresos no están sujetos a obligaciones laborales o prestaciones públicas sino que las ganancias del capital o de propiedades inmobiliarias permiten vivir desahogadamente. El Instituto Galego de Estatística (IGE) acaba de publicar que el 1,33% de los hogares de la provincia (1.715 sobre un total de 128.958) reconocen que pueden vivir de esas rentas.

¿Cuáles son los conceptos que permiten a una familia vivir de ese modo? Fundamentalmente los ingresos por alquiler de propiedades, aunque antes se incluían también los intereses de las cuentas bancarias, pero eso forma parte de la historia ya que las entidades hace años que no priman el ahorro y en la actualidad los intereses están en el 0,05%. Aún así sigue incrementándose la cuantía depositada en bancos, que ascendía a 8.200 millones de euros en septiembre pasado en la provincia.

¿Hay muchos ourensanos que tienen muchas propiedades? Sí, sin duda. Eso se tiene claro en el sector inmobiliario. "Se puede vivir bien de una o vivir bien de varias", indica un propietario de un local comercial en el centro de la ciudad por el que percibe una renta de 6.000 euros mensuales y que prefiere mantener el anonimato. Un bajo alquilado en la calle del Paseo o Santo Domingo se paga a una media de 32 euros el metro cuadrado, según la patronal inmobiliaria Fegein. Es decir, un local se 150 metros cuadrados rinde 4.800 euros mensuales.

Con los pisos la situación es diferente: se requiere una cantidad respetable en alquiler para poder vivir de rentas. De todas formas, hay quien cuestiona esta modalidad. Fina Varela, de la inmobiliaria Varela´s, tiene en propiedad con otro miembro de su familia "sete ou oito alugueres e vivir deles non é rendible", dice.

Explica que "hai que pagar moitos impostos, seguros, derramas ou reformas e si o inquilino non che paga tes un problema serio". Eso sí, reconoce que "hai moita xente que prefire investir no ladrillo que ter os cartos no banco, que non dan nada". Sin embargo, con la situación del comercio, alerta de que "van a quedar dúas calles para alugar e o resto a ver que fai".


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Pero el alquiler no hace más que reactivarse y los propietarios ven una importante entrada de ingresos por esa vía, al menos para vivienda. Según el Observatorio Galego da Vivenda se cierran más de cinco contratos diarios en Ourense, con un precio medio de 386 euros. Obviamente, esta cantidad no permite vivir de rentas aunque, curiosamente, solo está cien euros por debajo de una pensión de viudedad. Sí lo puede hacer si dispone de más de una propiedad en el mercado del alquiler. Un portavoz de la inmobiliaria Fincas Maya indica que "muchos alquileres complementan otros ingresos como sueldos o pensiones", lo que permite vivir más confortablemente".

Sin embargo, el porcentaje de hogares rentistas en Ourense ha descendido en los últimos años. En actualidad el porcentaje es de un 1,33%, pero en el año 2016 era el 2,05%, aunque el récord se batió en el 2011 cuando el 4,19% de los hogares reconocía vivir de rentas, según el IGE.

Casi el 20% de los hogares ourensanos disponen de una segunda vivienda, asegura el citado observatorio, aunque no se matiza el número de terceras o más viviendas en las mismas manos. Lo que sí indica es que como segunda vivienda se entiende también una opción para invertir.


El perfil


Las personas que tienen esa capacidad económica tienen un perfil muy definido. En Fincas Maya creen que se trata de personas "que a lo mejor han recibido propiedades en herencia y las mantiene en alquiler", pero también se incluye el perfil del ahorrador que acumula un patrimonio inmobiliario y lo pone en el mercado.

Y es que el ourensano medio no encaja en el perfil de inversor de riesgo que puede vivir de rentas gestionando productos financieros o participando activamente en bolsa. Carlos Díaz, economista, dice que "la gente cogió miedo a inversiones financieras arriesgadas que desconoce y prefiere valores seguros". Ninguno más tangible que el inmobiliario, a juzgar por los datos. Díaz coicide en observar que "hay bastante gente que tienen mucha capacidad de ahorro y que compra como opción de inversión para alquilar".

Eso sí, descarta que en este perfil encajen "jóvenes porque no tienen posibilidad de ahorro, viven al día". Este economista cree que la figura del rentista encaja en el perfil medio del inversor ourensano, "que busca valores refugio y uno de ellos es el inmobiliario".

Sin embargo, Fina Varela relativiza que las inversiones inmobiliarias sean un cheque al portador y permita olvidarse de ir cada día a trabajar: "O aluguer pode ser importante, pero non da a estabilidades que se pensa, pode haber impagos da renda e entonces si que tes un problema". 


El reverso de la situación: los ingresos por pensiones casi iguala al de los sueldos


La concentración de importantes rentas en pocas manos es una constante en cualquier sociedad, también la ourensana, pero eso comporta evidentes signos de desigualdad. El peso de la economía subsidiada en Ourense es muy preocupante, como lo demuestra que casi hay tantos hogares en los que los sueldos equiparan a las prestaciones. En el 44,58% de los hogares ourensanos el sustento mensual se garantiza mediante un sueldo gracias a un trabajo por cuenta ajena, pero ya el 43,23% puede llegar a fin de mes gracias a las prestaciones públicas, sean pensiones u otro tipo de ingresos, contando incluso la nómina del paro.

Pero, sin duda, lo más preocupante de estas derivadas es la peligrosa evolución que llevan ambos factores, agudizada durante la crisis: el número de hogares que viven gracias a los ingresos por trabajo por cuenta ajena cae desde el 50,09% del 2008 al 44,58% que se contabiliza diez años después. Por el contrario, hace diez años era el 33,75% de los hogares ourensanos que dependía de las prestaciones públicas pero ya en la actualidad ese porcentaje ha subido hasta el 43,25%. Es decir, la economía ourensana se sustenta cada vez más en los subsidios.

Por otra parte, el trabajo por cuenta propia (autónomos o empresarios) representa el 10,85% en la actualidad, un indicador que resiste en los últimos ejercicios, pero que también es menor al 15,04% que se contabilizaba en el 2007. En ninguno de los casos citados Ourense resiste una comparativa con el resto de Galicia, menos dependiente de subsidios y prestaciones. En A Coruña hay veinte puntos de diferencia entre hogares con ingresos por cuenta ajena frente a prestaciones, mientras que en Ourense esa diferencia se acorta hasta el 1,35%.

También Lugo mejora la posición ourensana, con menos exposición a los ingresos subsidiados (cinco puntos de diferencia a favor de los ingresos por cuenta ajena frente a las prestaciones), mientras que Pontevedra también evidencia su potencia socioeconómica. En este caso el 53,10% de sus hogares dependen de un sueldo laboral y un 35,05% lo hace de las pensiones y otro tipo de prestaciones. Es decir, hay un 18,05% de diferencia entre ambas variables.

También en el caso de las rentas Ourense se sitúa en la cola de Galicia ya que, según el Instituto Galego de Estatística, esa privilegiada posición la tiene el 3,08% de los hogares de A Coruña; el 3,62% de Lugo; el 1,68% de Pontevedra, frente al 1,33% de hogares ourensanos.  .

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