Más champú y menos IVA

Las peluquerías se cansaron de promesas incumplidas. Consideradas servicio esencial, sufren impuestos propios de un artículo de lujo. La Delegación de Hacienda en Ourense fue testigo ayer del hartazgo de un sector que se siente estafado.

La lluvia no pudo evitar la concentración que el sector de la imagen personal protagonizó ayer miércoles frente a la Delegación de Hacienda. Esta convocatoria se unía a una protesta simultánea sin precedentes repartida por 77 ciudades de toda España. A pesar de ser definidos como servicio esencial durante el primer estado de alarma, soportan desde 2012 un IVA del 21%.

Concepción Costa, dueña de la peluquería Conchi, reconoce que "la situación es horrible, sobre todo para quienes tenemos empleadas. Subsistimos de mala manera a los confinamientos y el miedo". A pesar de cumplir con las medidas de seguridad, gran parte de su clientela vive atemorizada, aún más ahora que el número de casos aumenta en la ciudad: "Hay gente mayor que viene a la peluquería con mascarilla quirúrgica, FFP2 y casera, las tres puestas una encima de la otra, y si ve a más de dos personas en el salón dice que está a tope y solo vuelve si se vacía. Pero yo no puedo abrir para un par de clientes". Otros le piden que cierre la puerta para no pasar frío, cuando está obligada a ventilar el salón cada cuarto de hora. 

A pesar de todos los problemas, Costa aguantó hasta ahora sin mandar a su única empleada al ERTE: "Llevamos tres décadas trabajando juntas, ¿es normal que tenga que despedirla a estas alturas, a una chica de 45 años, cuando ya casi somos madre e hija?"

Los cierres perimetrales suponen el enésimo obstáculo para los centros de estética. Cristina Álvarez, de Peluquería Elena, reconoce que "antes bajaba mucha gente mayor de los pueblos. Si no nos ayudan, cerraremos la mitad, ante las subidas de la luz, con el IVA por las nubes y sin clientela".

María José Rocholl, presidenta de la Asociación de peluquerías y salones de belleza de Ourense, recalca que "el IVA es muy elevado y muchos empleos no se pueden mantener". Los clientes llegan a cuentagotas. Muchos de ellos temen ocupar un espacio cerrado junto a más personas, a pesar de que "estamos en un nivel de contagios incluso por debajo del de los gimnasios", defiende. Ya no se creen las promesas de los políticos. 

Jose Prieto, empleado de Rocholl en el centro de estética del mismo nombre, destaca que "ahora los partidos en la oposición nos defienden a muerte, pero lo más probable es que el día de mañana ocurra lo mismo que con el Gobierno actual. Cuando no se puede hacer nada se apoyan las reivindicaciones de todo el mundo, luego adiós. Esto se puede comprobar con la subida de la luz y con tantas otras cosas". 

Afán recaudatorio

Las peluquerías sufren el juego de la política. En 2012, el PP les subió el IVA del 10% al 21%, especificando el carácter "temporal" de una medida que sigue vigente ocho años después, a pesar de un PSOE que defendía volver al 10% cuando ocupaba la oposición, pero paralizó esta misma rebaja en cuanto llegó al poder. Así que las peluquerías denuncian en su manifiesto que "mientras ellos (los políticos) juegan a votar a favor o en contra por intereses partidistas, nuestro sector agoniza". Aseguran estar sufriendo una "injusta presión fiscal" debido al "afán recaudatorio del Estado". 

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