MATILDE PÉREZ-COLEMÁN, Una mujer con señorío

n n nSi es cierto que todos los inteligentes tienen sentido del humor ( y yo lo creo), Matilde Pérez-Colemán era una mujer muy inteligente. Y si a esto le añadimos su porte siempre elegante, a la moda y con garbo y alegría, entonces tenemos que concluir que era una persona encantadora.
Acaba de dejarnos. Suelo leer La Región alrededor de las cinco y media de la mañana, cuando en Lisboa alborea, y desde la ventana de mi habitación se ve el hermoso paisaje con el mar, estos días embravecido, y los barcos apareciendo en el horizonte a la vuelta de su faena. Y en esta ocasión, al leer su esquela, vino a mi memoria el consejo de Don Bosco que solía decir que rezásemos por aquel de nosotros que muera primero sin fijarnos en una persona concreta. En este caso se ha dado frente a la enfermedad de su hermana Marita que vive en 'su' mundo indescriptible y misterioso hace años...

Matilde era de esas mujeres encantadoras para toda reunión, graciosa en todas las tertulias, inigualable para cualquier convivencia. Era la nota de humor puesta siempre a tiempo y que solía reflejar con sus ripios y romances, sus poesías venidas siempre a cuento y sus apreciaciones en todo momento certeras. Un encanto de persona capaz de sacarle punta a toda ocasión y a cualquier circunstancia. Además fue coherente siempre con su ideología. Se dedicó en cuerpo y alma a la Sección Femenina asistiendo en todo momento a todas las reuniones fuera y dentro de la provincia, ya fuese en el Castillo de la Mota con Pilar Primo de Rivera o en los lugares que cada año elegían para celebrar a Santa Teresa y de la que ella, y sus compañeras, eran tan devotas.

Buena profesional se esforzó primero en el Servicio Forestal del antiguo régimen y más tarde, llegada la democracia, fue funcionaria estatal prestando sus servicios en el Gobierno Civil.

Pierde Ourense a una mujer señera, miembro de una familia entrañable. Van desapareciendo las personas que otrora tuvieron relevancia en la ciudad y otra generación, esperemos que con acierto, sepa cubrir sus huecos.

Descansa en paz Matilde. Te van a echar de menos en tu Xunqueira de Ambía, y en las calles de nuestra ciudad y en tantos eventos sociales que nunca perdías. Allá en el cielo, que para ti deseamos tus amigos, compartirás con María Rita Mandado y muchas otras personas toda tu fresca y sincera elegancia. Y sobre todo, permíteme que te diga que extrañaré personalmente, y mucho, tu inigualable sonrisa siempre a flor de labios.

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