Las fuerzas de seguridad (Guardia Civil, Policía Local y Policía Nacional) reciben a diario llamadas telefónicas alertando de negocios que están abiertos cuando deberían estar cerrados. Los agentes comprueban sobre el terreno cada una de las informaciones, que en su mayoría suelen resultar afirmativas. Solo durante esta semana, policías y guardias civiles obligaron a cerrar a una media de dos establecimientos cada día, en su amplia mayoría locales de hostelería (bares y ultramarinos), peluquerías y centros sociales. Las distintas patrullas, además, también detectaron grupos de personas en bajos -algunos de ellos destinado a aperos de labranza- consumiendo bebidas alcohólicas.
En todos los casos, a los dueños de los establecimientos se le incoó un expediente administrativo por incumplimiento del decreto del estado de emergencia que los obligaba a permanecer cerrados. Las personas que se encontraban en el interior fueron multadas por incumplir la obligación de permanecer en sus domicilios.
Las fuerzas policiales detectaron un ligero aumento en la apertura de negocios con respecto a las primeros días de la entrada en vigor del estado de emergencia. Algunos de los negocios abrieron siendo día festivo. La Policía Local de la ciudad ha incrementado la vigilancia en las calles durante las 24 horas del día.